Antonio Tabucchi escribió “Sostiene Pereira”, y consigue despertar un interés sincero por entender lo que pasaba en las conciencias de los que vivieron los prolegómenos de la gran tragedia europea de la segunda guerra mundial; es increíble que con una novela tan pequeña, además de erigirse en un escritor universal, logra transmitir una idea de la represión vivida por el pueblo Portugués durante la dictadura de Salazar, al mismo tiempo que deja al dictador Franco como lo que fue: un usurpador de la democracia.
“Sostiene Pereira” es un canto al valor civil, a la evolución de la conciencia y a la lealtad. Es un libro con una musicalidad deliciosa.
“Pereira se levantó y se despidió. Hasta pronto, padre Antonio, dijo, perdóneme si le he hecho perder todo este tiempo, la próxima vez vendré a confesarme. No tienes ninguna necesidad, replicó el padre Antonio, primero procura cometer algún pecado y luego ven, no me hagas perder el tiempo inútilmente.”
Al ir leyendo “Sostiene Pereira” dan unas ganas terrible de volver a coger un tranvía y llegar a las plazas y a las calles de la hermosa Lisboa.
No me sorprende que Antonio Tabucchi esté vísceralmente enamorado de Portugal.
Tendré que ver la película con Mastroianni.
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