jueves, 29 de noviembre de 2012

GOETHE Y LA CAFEÍNA















¿Sabía usted que fue un poeta el que descubrió la cafeína? Goethe dedicó largas hora a investigar los efectos del café, y en un encuentro que tuvo con el joven científico Friedlieb Ferdinand Runge, al que había invitado a su hogar para que le enseñara los resultados de un experimento que realizaba Runge con extracto de belladona sobre su propio gato, le instó a analizar unos granos de café para descubrir qué propiedades se escondían tras ellos. Runge, gran admirador del poeta, le hizo caso, y consiguió identificar la cafeína en su laboratorio, por lo que se le considera el responsable de su descubrimiento.

¡Nos encanta esta relación poética entre algunos escritores y el café!

En la foto podemos ver la escultura de Goethe en el aeropuerto de Frankfurt, su ciudad natal.

AUGUSTO MONTERROSO Y LAS LLAMADAS EQUIVOCADAS

LOS MEJORES DEL SIGLO XX 
(Augusto Monterroso en Literatura y vida)

Para bien y para mal, un gran número de los de nuestro oficio de emborrondadores de cuartillas (como se decía antes con un dejo de modestia, pues se consideraba una impertinencia llamarse a uno sí mismo escritor) enfrentamos día con día un enemigo que forzosamente hay que tener en casa, ya no solo en los primeros tiempos, sino prácticamente en cada habtiación, sin contar los inalámbricos llamados móviles, que no solo nos acompañan a los lugares más recónditos y recatados, sino también a lo largo de los pasillos cuando hay que caminar de un lugar a otro de la casa con ellos pegados a la oreja; y con esto último revelo por fin lo que ya más de alguno, haciendo gala de perspicacia, habrá sospechado: me refiero al teléfono.

Para bien y para mal, la únicas llamadas que me alegran son unas: las equivocadas.

Algunas veces tengo que atender llamadas de periódicos o agencias noticiosas que desean mi opinión, hoy me han preguntado: ¿Podría decirnos, según su criterio, cuáles son los cuatro mejores escritories del siglo XX?; me apresuré a declarar que sin apelación eran los siguientes, en el orden en que llegaron a este mundo:

Rubén Darío (Nicaragüense, poeta)
Antonio Machado (Español, ensayista, poeta)
Jorge Luis Borges (Argentino, cuentista, ensayista)
Pablo Neruda (Chileno, poeta)

Como el requerimento no pedía explicaciones, y yo no estaba, ni estoy para darlas, para bien y para mal me quedé, un poco agitado por el esfuerzo, a la espera de la próxima llamada, que con un poco de suerte sea una llamada equivocada.



lunes, 26 de noviembre de 2012

EL PROFESOR (Detachment)

 
“Lo imposible” es que casi todo mundo haya ido a llorar fácilmente con “Lo imposible” y muy pocos me hayan hablado de “El profesor” (Detachment), una gran película que te mantiene con un nudo constante, que te hace sentir en todo momento la loza pesada que para algunos seres humanos implica el hecho de existir. Es una película que no da concesiones porque no hay héroes, hay una vida real que se describe de manera desgarrada, honesta y cruel.
 
Era inevitable que surgiera “El hundimiendo de la casa de Usher” de Edgar Allan Poe como música de fondo en una película en la que todos parecen hundirse lentamente, pero también como elegía final del profesor ante sus alumnos. Una película aparentemente deprimente y resignada, y que sin embargo contiene –de manera paradójica- una dosis de esperanza, pues pareciera ser que cuando hay una tormenta, habrá ahogados, si, pero también habrá náufragos que saldrán fortalecidos y curiosamente capaces de amar y ser amados.
 
Me parece “imposible” que pocos de mis amigos la hayan visto.

lunes, 12 de noviembre de 2012

AL CARTERO EN SU DIA




El cartero baja la ladera semidesértica en un noviembre demasiado airoso, el viento se cuela entre los huizaches provocando silbidos que en la noche espantan, el cartero aprovecha estos martes cuando regresa del pueblo para pensar mientras acaricia su tesoro: la valija del correo cargada de noticias, declaraciones de amor y algunos venerables dólares...


El cartero medita los acontecimientos de los días mientras sus pensamientos se zarandean al mismo ritmo con que su mula avanza por el terregoso camino, piensa en esas palabras afectuosas que le han prodigado -apenas hace una semana- con motivo del día del cartero, muchos le han dicho “usted es mi amigo”, él, desconfiado como es sabe con certeza que incluso la amistad puede ser efímera, por eso se ha cuidado de no revelar lo que hay en el tuétano de sus huesos, más de una vez se ha arrepentido de haber creído en la lealtad de la gente, por eso prefiere dejarlos que sigan pensando que él es “amigo”, es un viejo casi analfabeto, pero sabio, no ha escuchado el concepto “relativismo moral” pero su mente discierne muy bien en lo fácil que es acomodar el bien y el mal a la moral propia, lo cómodo que resulta encontrar una moral “correcta” y aferrarse a ella para conservar la inocencia.


Saca un cigarrillo del bolsillo de su vieja chaqueta, se acomoda el sombrero, se ajusta el gabán, los cuervos se agitan en las ramas de los pirules, mientras en la lejanía un coyote lanza un aullido que más que amenazante resulta desgarrador, parece que se hiciera eco de la tierra que brama por las desgracias de las que ha sido testigo.


Bocanadas de humo se abren paso en la negra noche, un vapor exhalado que parece alborotar a las luciérnagas, contiene un poco la respiración y escucha con atención el canto de los últimos grillos.


Es el año 1975 y es un otoño protagonizado por el viento frío.