jueves, 15 de julio de 2021

¿MALA SUERTE?, ¿BUENA SUERTE? LA IMPERMANENCIA

Saber relativizar es una de las actitudes que nos permiten en la medida de lo posible surfear nuestra vida con cierta libertad espiritual. Relativizar es observar la realidad con unos aspectos que nos permitan atenuar su importancia, en inglés, “RELATIVE” es un familiar, me gusta jugar con esta sutileza del lenguaje, relativizar consiste también en hacerte “hermano”, un familiar de la realidad, saber flexibilizarte ante lo que ocurre.

¿Cómo vamos a enfocar una realidad cambiante con la mente rígida? Krishnamurti

Para poder relativizar necesitamos ser conscientes de que todo cambia, todo es transitorio, una de las características de la existencia es “NO PERMANECER”.
Todo lo que amo, atesoro, todo lo que tiene un gran valor para mí, este momento familiar, esta relación, este trabajo tan estupendo, esta salud de hierro… puede desaparecer en un instante.
Este dolor, esta dificultad, esta persona cuya presencia me agobia, esta situación tan absurda, no será para siempre.
La naturaleza, con la circularidad de las estaciones nos pone de manifiesto la impermanencia, la vida con sus constantes nacimientos y muertes, nos coloca en un contexto superior donde lo que está vivo y lo que está muerto para nuestros ojos son lo mismo, o pertenecen a una realidad mayor.

“Las cosas surgen y él deja que vengan;
La cosas desparecen y él deja que partan.
El maestro tiene, pero no posee;
actúa, mas no espera nada”
(Tao)

Nuestra mente tiende a juzgar todo aquello que nos sucede, y si lo que ocurre nos gusta, nos apegamos y nos identificamos con él: nuestra imagen, nuestros éxitos, nuestras posesiones, nuestras vacaciones, etc. Por el contrario, cuando lo que ocurre no nos gusta entonces empezamos una resistencia que generalmente nos genera dolor.
Todas las culturas tienen narraciones que relativizan las situaciones humanas, hoy quiero compartir una narración de la cultura China.

"Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: '¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?' Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: '¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?'
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: '¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?' Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?


 

jueves, 17 de junio de 2021

SANCHO PANZA, EL PSICOANALISTA DEL QUIJOTE

 

¿Quién fue el primer sicoanalizado de la historia? Don Quijote de la Mancha, responde el escritor Carlos Chávez Macías (1947, Morelia, México). El Sr. Chávez escribió un libro en el que profundiza en la idea de que la lectura de la obra maestra de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) fue una de las fuentes principales de Sigmund Freud (1856-1939) para la invención del sicoanálisis. Fueron tres décadas de investigación plasmadas en el libro: Don Quijote, primer sicoanalizado de la historia: la probable influencia de Miguel de Cervantes en Sigmund Freud Editorial Porrúa

Carlos Chávez considera que “Freud ha sido muy desvirtuado tanto por quienes no lo han leído como por quienes no lo han entendido, o cuando lo han traducido mal. Freud afirmaba que no es casual que las tres grandes obras de la literatura: Edipo rey y Hamlet, ambas de William Shakespeare, y Los hermanos Karamazov, la última novela del escritor ruso Fiódor Dostoyevski, tratan el tema del parricidio. También El Quijote lo hace cuando el ingenioso hidalgo fantasea con matar gigantes, que es la figura del padre a nivel inconsciente.

“Hay muchos conceptos sicoanalíticos en la novela de Cervantes, a veces un poquito lacanianos, como cuando Sancho Panza a cada rato señala: ‘donde no se piensa, salta la liebre’; nosotros decimos: ‘donde no se piensa, brinca el inconsciente’.

“El Quijote se enferma al leer, y sana al hablar; y sana gracias a quien le ha escuchado: Sancho Panza. Lo más importante en el proceso terapéutico es la escucha, de hecho, en el psicoanálisis lo importante es que uno hable y el otro sepa escuchar.

Podemos decir que ambos se han entrenado en el arte de escuchar, los diálogos mantenidos por don Quijote y Sancho nos manifiestan el arte de escuchar, de la escucha surge la empatía y el respeto, algunas de las interacciones entre Don Quijote y Sancho Panza podríamos tomarlas como verdaderas devoluciones terapéuticas.

Sancho Panza a Don Quijote: "No tiene nada de bellaco; antes tiene un alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna; un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día, y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga".

Don Quijote a Sancho: "Tiene a veces unas simplicidades tan agudas, que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento; tiene malicias que le condenan por bellaco, y descuidos que le confirman por bobo; duda de todo y créelo todo; cuando pienso que se va a despeñar de tonto, sale con unas discreciones que le levantan al cielo. Finalmente, yo no le trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad".

Ambos ejercen la empatía, Salvador de Madariaga llega a decir que Sancho se quijotiza y don Quijote se Sanchifica. También es el sentir de Claudio Magris cuando expresa que "el gran acierto de Cervantes es hacer que don Quijote y Sancho sean inseparables. Don Quijote a solas habría sido un alucinado; Sancho, el más vulgar de los hombres. Juntos son gloriosos. Se corrigen los excesos, se compenetran y, sobre todo, se escuchan".

Shakespeare nos enseña a hablar con nosotros mismos, Cervantes nos enseña a hablar y escuchar al otro

martes, 1 de junio de 2021

EDIPO SE HACE ADULTO


Henry Bauchau nos dejó un gran legado con su libro "Edipo en el camino", una historia que ilumina muchas de nuestras historias, la grandeza del Edipo de Bauchau es que nos recuerda la actualidad del mito. La historia de Edipo, aunque vieja, sigue siendo siempre nueva y siempre actual. Edipo en el camino es una obra fascinante que le puede ayudar a cualquier persona a completar el proceso de hacerse adulto. Reflexionar en algunos momentos significativos de la vida de Edipo, nos pueden ayudar a comprender los ritos de paso, las metáforas, las transformaciones que se necesitan para hacerse adulto, y poder descubrir que, hacerse adulto, además de ser un reto fascinante, al mismo tiempo es liberador y fuente de paz. Muchos seres humanos no han conseguido hacerse adultos, a pesar de su edad, a pesar de sus empresas, a pesar de haberse casado. ¿Qué hace Edipo en su camino? mata a su padre, se casa con su madre, asiente a su realidad, se arranca los ojos y se encamina hacia la muerte. Todos esos momentos son metáforas que nos permiten hacernos adultos, vamos a mencionarlas.

MATAR AL PADRE, ya no se trata de coger un puñal y hacer un parricidio, se trata más bien de trascender el legado de los padres y emprender un camino propio, INDIVIDUARSE, dejar constancia de que realmente eres algo nuevo, incluso si el camino es similar al de los padres, el proceso de individuación es importante, gracias a ello tomamos conciencia de que un adulto tiene un toque de originalidad y novedad.
CASARSE CON LA MADRE, Se trata de Asentir al destino, muchos de los acontecimientos que tendremos en nuestro recorrido vital no dependen de nosotros, asentir a la realidad, ser consciente de los condicionamientos que tenemos, tales como el sitio donde nacimos, la familia que nos tocó, el país que nos tocó en suerte y un largo etcétera, asintiendo a todo lo que nos condiciona, paradójicamente, nos permite ser libres.
ARRANCARTE LOS OJOS, tener una mirada nueva, apartar la mirada de lo que te impide camina.
DESCUBRE QUIEN ERES DE VERDAD Y MANIFESTARTE COMO TAL, muchos psicoanalistas a este momento le llaman "mostrar los genitales". Se trata pues de encontrar tu propia verdad, aquello en lo que eres auténtico, decir quién eres tú realmente y comprometerte con eso que dices ser. Se trata de que el mundo conozco a que sabe lo que tú cocinas, en que tonalidad se escucha tu canto, cuales son tus posibilidades y cuales son tus límites.
ACERCARSE A LA MUERTE, ¿Por qué tarda tanto una persona en publicar la tesis?, esta pregunta tiene un abanico inmenso de variantes: poner un negocio, atreverse a emigrar, comprometerse con una persona, escribir el libro, consolidar un proyecto, hacerse adulto. Muchas personas no dan los pasos que se requieren para la vida adulta, porque guardan la fantasía infantil e inconsciente de que serán eternos, sin embargo, para tomarnos la vida en serio, es necesario relativizar con la realidad: vamos a morir, y esa es la primer certeza, y esta verdad debería ser una inspiración y una fuente de fuerza para aprovechar los momentos en que podemos sentirnos vivos. Hacerse adulto es saber que vas a morir, mientras disfrutas el placer de estar vivo.
FOTO: Eusebio Poncela en el papel de EDIPO año 2009

miércoles, 12 de mayo de 2021

EL LÍMITE DEL PLACER, ES UN PLACER SUPERIOR

 

Vivimos una época paradójica, nuestra cultura es profundamente hedonista, los medios de comunicación nos seducen con experiencias, nos venden placer y es un hecho evidente que todos buscamos placer; sin embargo, al mismo tiempo, nos boicoteamos fácilmente, no nos permitimos experimentar placer, y cuando tomamos consciencia de que tenemos bienestar, experimentamos culpa, y aún más pocas veces nos alegramos cuando nos damos cuenta que otros están experimentando placer.

La paradoja es que, una persona que no se permite placeres, quedará atrapada en la repetición del mismo placer que ya conoce, aunque sea un placer burdo y sin profundidad.
Todos los seres sintientes, especialmente los seres humanos necesitamos placer, la capacidad de sentir, va asociada a la búsqueda de placer.

Muchos placeres nos van a acompañar toda la vida: el contacto del agua sobre nuestra piel, los sabores y la textura de los alimentos, la contemplación de la belleza, etc. cada época de nuestra vida tiene sus propios placeres, con los años, la mayoría de los placeres van perdiendo estridencia, sin embargo, la toma de conciencia nos da la posibilidad de disfrutar los placeres ya conocidos con una nueva profundidad, con una nueva atención, con un interés distinto. Seguramente un niño no contemplará un atardecer como lo contempla una persona que lleva mil historias escritas en su cuerpo, una persona que con los años se vuelve como un utensilio de la cocina, lleno de manchas, de abolladuras, de recuerdos, de alegrías, de historias imborrables y de tragedias, pero igual que esa vasija de la cocina, cocina mejor, es decir, su historia y sus vivencias le permiten  contemplar al atardecer con la analogía de la muerte "La única muerte que nos parece bella, es el atardecer".

Con los años, si estamos despiertos, la percepción de la belleza se convierte en uno de los grandes placeres. 

Cada época tiene su peculiar abanico de placeres, el problema es cuando las personas quieren seguir teniendo los mismos placeres y la misma intensidad de cuando tenían 25 años.
El placer está al alcance de cualquier ser humano que esté abierto a que la vida le sorprenda con placeres con los que no está obstinado, he visto pacientes con enfermedades terminales, disfrutar profundamente un bocado de tortilla de patatas, alegrarse por tener unas sábanas agradables, por tener caricias que les despiden y les bendicen en su camino.

lunes, 10 de mayo de 2021

NUESTRAS REPETICIONES NOS DEFINEN: Prometeo y Sísifo



Sísifo, engañó a Tánatos, la muerte, le puso unos grilletes y nadie murió en la tierra hasta que Ares liberó a Tánatos, Sísifo fue castigado a empujar una roca en una montaña, un poco antes de llegar a la cima, la roca vuelve a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el frustrante y absurdo proceso. Pero como Sísifo fue un hombre de recursos, antes de morir, dijo a su mujer que no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos, de esta manera, cuando ya estaba en el lugar de los muertos, convenció a Hades que le permitiese volver al mundo superior para castigar a su mujer, de esta manera pudo volver a la tierra y morir de manera natural, siendo un anciano.

Prometeo Roba el fuego a Zeus para darlo a los seres humanos, en castigo, será encadenado y un águila le comerá el hígado cada día, pero como es inmortal, por la noche el hígado se reparará, pero, además, Prometeo conoce el secreto de cómo será derrocado Zeus. De esta manera, el complejo de Prometeo consiste en querer saberlo todo, y al mismo tiempo, es una especie de Edipo intelectual, no desea poseer a la madre, sino el conocimiento del padre. El castigo a Prometeo impuesto por el poderoso Zeus, es una especie de castración, lo interesante es que Prometeo hace propia esa castración, necesita estar castrado / castigado y necesita al castrador / castigador, para vivir la repetición que es la neurosis, el guion inconsciente de vida, el destino mediante el cual estructura el tiempo que tiene para vivir y que muchas veces le permite reprochar a los otros, especialmente a los padres, y de esta manera puede evitar tomar consciencia como adulto y dar una nueva significación a la repetición, el inconsciente patalea a través de la repetición.


Tanto Prometeo como Sísifo, están condenados a la repetición, ambos hacen cosas en favor de los humanos y ambos son castigados, Prometeo les da la luz del conocimiento y Sísifo les impide morir. En ambos casos, para el ser humano de nuestro tiempo que “vive” el mito de Prometeo o de Sísifo, la repetición permite la gestión de un asunto "imposible" de un destino difícil, y, además, la repetición produce placer, ¿Por qué hay placer en la repetición? Freud vio a su nieto lanzar un juguete y luego recuperarlo: “Se fue”, “Ha vuelto”, comprendió que la repetición genera el placer de dominar al objeto, tener bajo control las ansiedades y la realidad, cada repetición perfecciona ese dominio. En los niños, es evidente que la repetición produce placer, en los adultos también, pero ríen menos que los niños. En el caso de Prometeo, hay un placer añadido, posee un secreto: sabe cómo caerá Zeus, y prefiere mantener la neurosis, (la repetición) antes que deshacerse del secreto. Esa repetición, ese destino, ese juego psicológico, esa neurosis del Prometeo de nuestros días se sostiene con la ilusión con la que se sostienen muchos juegos psicológicos: un día habrá un ajuste de cuentas. 

Sísifo vive el infierno de la repetición, nunca concluirá nada, nunca consolidará un éxito. Si los mitos ayudan al hombre a superar la ansiedad que se experimenta ante las cosas absurdas y difíciles del mundo, Sísifo permite la descarga de la ansiedad que supone el trabajo inútil y sin esperanza. Podemos decir que, todos los seres humanos tenemos nuestro propio “Sísifo”, de hecho, lo que nos distingue a unos de otros es aquello que repetimos, somos nuestras repeticiones, nuestras repeticiones nos definen.

Bluma Zeigarnik observó en 1923 como un camarero era capaz de recordar fácilmente una larga lista de pedidos pendientes, y sin embargo, difícilmente recordaba los platos que acababa de servir.
El efecto Zeigarnik define la tendencia a repetir y recordar tareas inacabadas o interrumpidas con más facilidad que aquellas que han sido completadas. El ser humano se ve compelido, atrapado en terminar lo inacabado, eso es la repetición, se repite para terminar, para concluir lo inconcluso, para conectar lo desconectado, para finalizar lo pendiente. Esta repetición es la que nos permite comprender, la continuación y repetición de tragedias y destinos en una familia, hay algo inacabado que se debe completar. En esa misma línea Freud señaló que lo que no está comprendido reaparecerá inevitablemente, al igual que un fantasma, y no descansará hasta que el misterio se hubiese resuelto y el hechizo roto.

La repetición de Prometeo, es pasiva, es un animal que le come el hígado y son sus propias entrañas las que renacen, en Sísifo, la repetición es activa, es él quien tiene que empujar la piedra, en ambos casos la repetición controla la ansiedad, le da expresión a la neurosis. Podemos decir que la neurosis de Prometeo tiene tintes de arrogancia intelectual y la neurosis de Sísifo, incluye un asentimiento a la realidad, mediante la cual se va transmutando, se va petrificando, pero al mismo tiempo, la piedra (la realidad) se va “humanizando” Sísifo se va convirtiendo en piedra y la piedra se va convirtiendo en humano.

¿Qué hacer? cada uno debe tomar conciencia serenamente de las "repeticiones" de su vida, de sus inercias, de lo que parece su destino, y en la medida de lo posible, ser disruptivos en la repetición, proponerse NUEVOS actos, hábitos, compromisos e intereses, soltar el discurso con el que sostiene el mito que nos hace sufrir, para poder gestionar nuestra neurosis y nuestras repeticiones de manera más amable y creativa. Para quien claramente está viviendo el mito de Prometeo, debe agradecer la inmortalidad del conocimiento, pero al mismo tiempo, debe reflexionar sobre los aspectos de su vida familiar que le llevaron a querer arrebatar el conocimiento paterno y comprender que, quizás sea mejor empezar a tener el propio poder y dejar al poderoso en paz.

La diferencia entre Prometeo y Sísifo, es que uno tiene esperanza y el otro no. Prometeo sufre porque tiene la esperanza de verse liberado en algún momento de ese dolor; la paradoja es que de allí surge su dolor, de la esperanza. Sísifo en cambio, se sabe perdido, sin esperanza, sin el opuesto del dolor, sólo está él y su roca, su castigo se vuelve su compañero se vuelve parte de él, de su rostro, hasta llegar al momento que su rostro se petrifica y la piedra se humaniza. Este es Sísifo, el auténtico vencedor de los dioses, que le tienen sin cuidado, pues no los ofende, ni los sepulta para después ir a rezarles al pie de su tumba: simplemente les dice adiós. De ahí que los haya vencido, pues, ¿cómo imaginar a los dioses sin seres inferiores que les rindan culto, que les teman y que mediante ese temor piensen que les une un lazo de amor? 

Sísifo ha vencido porque prescinde de los dioses, Prometeo todavía espera algo de ellos.