martes, 15 de diciembre de 2020

EL CIRCO EN EL PIRINEO


El pirineo es bello y a la vez es duro en cualquier época del año, no depende de lo que ven tus ojos fuera, depende más bien de lo que ve tu corazón dentro. El pirineo tiene la música del silencio interrumpida por los graznidos de los cuervos encima de los campos.
-"Suerte que yo tengo al circo, este circo es como el pirineo, una diversión y un refugio"
Con la epidemia, algunos han abandonado la gran ciudad, los que tienen dinero se fueron a su segunda residencia, los que no tienen dinero simplemente se fueron a residir a las afueras, donde la vida es más barata, donde en el fondo, no importa lo que vale la vida.
-"Esto de ir a trabajar cada día y volver arrastrando con los pies el calor en julio y el frío en diciembre, solo se hace soportable gracias al pequeño circo"  
Ella se fue mucho antes de la epidemia, cansada del ruido, del vacío que se maquilla bien cuando no piensas, pero que se hace insoportable cuando te cuestionas algo, puso su esperanza en el viento y en los paisajes inefables de las montañas y, sobre todo, en ese pequeño circo.  
-"Al anochecer me transformo en una niña jugando con el circo"  
La montaña te da una dosis de paz, que es suficiente para los bucólicos de fin de semana, para los que se convierten en súbitos amantes efímeros de la naturaleza que saltan de la pista de nieve a la pesca en un río; de la chimenea de una masía a los fuegos pirotécnicos de las fiestas de los pueblos en el verano.  
-"Mi circo es autónomo, ha prescindido de las fiestas y de los esquiadores"  
Aunque viva en el pirineo, ella sigue siendo una mujer nómada, está buscando su destino dentro, ha aparcado el viaje externo y cae hipnotizada sentada en su sofá ante el milagro del fuego mientras un "circo" le ronronea y le cierra los ojos de vez en cuando, que es la manera en que los gatos te besan.  
- “Por el momento, mi gato Cirko y el pirineo, le dan continuidad y sentido a mi vida”  


jueves, 3 de diciembre de 2020

LO EXTRAORDINARIO DE LO COTIDIANO


Construimos el relato de nuestra vida con los acontecimientos extraordinarios, quedan en nuestra memoria todas aquellas cosas que han sido importantes, que tuvieron un impacto social, y por lo tanto, dejaron una huella. Aquí se incluyen acontecimientos épicos, acontecimientos religiosos, escolares, etc. También se incluyen en el relato vital los acontecimientos dramáticos que dejaron una gran huella, por ejemplo un accidente, una enfermedad, una ruptura amorosa, la muerte de un ser querido, etc. Es normal, que los momentos de la vida ordinaria, la rutina, las cosas intrascendentes, e incluso las absurdas quedan fuera de la memoria y del relato. Quedan en el olvido las enormes cantidades de tiempo que empleamos cocinando, doblando la ropa, leyendo un diario, caminando para llegar a un sitio, sentados en un autobús, etc. Actos como vestirse, hacer el café, esperar al médico en la sala de espera, leer un libro, etc. no tienen mucha importancia ni glamour, pero también son parte de nuestra vida. Incluso las miles y miles de horas que hemos pasado en nuestro trabajo generalmente no han tenido mucho de extraordinario.

En un grado menor, entre lo extraordinario y lo cotidiano, hay muchos malos tragos que no llegan a ser trágicos, y tampoco son del todo rutinarios, por ejemplo: las resacas. Todos los adultos hemos vivido resacas, no solamente alcohólicas, muchas cosas se nos han ido de las manos a veces y nos han provocado resaca. Eso también forma parte de nuestra vida.

Nuestro narcicismo natural nos lleva a construir un relato con sentido, y todos, en mayor o menor grado, tenemos un relato "interesante" para explicar, es difícil encontrar a alguien que diga: "Mi vida ha transcurrido con pocas cosas importantes, sin embargo, me gusta la experiencia de vivir", y en nuestros días, las redes sociales nos han presionado a todos a hiperbolizar nuestro relato. 

Paradójicamente, muchas personas han conseguido solidez en su vida, gracias a saber estar presentes para lo cotidiano, han respirado con elegancia su rutina, hay quien incluso ha surfeado sus circunstancias poco épicas con una cierta gracia, han embellecido sus días independientemente del impacto social que su vida tiene en el colectivo.

Un sabio es el que ha dejado de sufrir, es una persona que ha sabido hacer silencio, respirar el presente, llorar cuando la vida apretaba y bailar cuando la vida acariciaba. Quiero pensar que algunos sabios han sabido hacer silencio en sus resacas, las ha respetado y han buscado la manera de transformarlas; porque, en el fondo, muchos de los obstáculos y sufrimientos que tendremos durante la vida no dependen de nosotros, las resacas sí.

Quizás eso también sea el desapego, estar presente para la realidad que la vida ofrece, a veces nuestra realidad será épica, trágica o anodina, estar desapegado no significa que no te gusten los éxitos, no es sinónimo de no pretender momentos agradables y extraordinarios, desapegarse es estar en consonancia con la realidad, asentir al resultado y no ser poseído por las cosas, por los acontecimientos, ni por nuestros anhelos, desapegarse es encontrar el sentido extraordinario que tiene lo cotidiano.