lunes, 25 de junio de 2012

30 AÑOS DE BLADE RUNNER

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas... en la lluvia. Es hora... de morir.
 
 Hoy hace 30 años se estrenó Blade Runner, y vale la pena recuperar las palabras del sociólogo David Lyon:
 
 
“El escenario de Blade Runner es de decadencia urbana: edificios abandonados que fueron majestuosos en el pasado [interpretados por los teóricos postmodernos como símbolos de la modernidad caída], calles abarrotadas y cosmopolitas, interminables mercados callejeros, basura sin recoger y una llovizna gris constante. [...] Sin duda, el progreso está en ruinas. [...] Columnas griegas y romanas, dragones chinos y pirámides egipcias se mezclan con gigantescos anuncios de neón de Coca-Cola y Pan Am. [...] La imagen dominante es de decadencia, desintegración y caótica mezcla de estilos. ¿Qué hace postmoderno a Blade Runner? [...] Para empezar, se cuestiona la “realidad” misma. Los replicantes quieren ser personas reales, pero la prueba de la realidad es una imagen fotográfica, una identidad construida. Ésta es una forma de ver la postmodernidad: un debate sobre la realidad. El mundo de sólidos datos científicos y una historia con finalidad que nos legó la Ilustración europea, ¿es meramente un anhelo?” (LYON, D., Postmodernidad, cit., p. 12-13).

miércoles, 6 de junio de 2012

PHILIP ROTH Príncipe de Asturias






Me levanté del diván modulando mis movimientos con una parsimonia inusitada, le dejé los 100 pesos en la mesa, le di la mano, le dije “muchas gracias, creo que ya no volveré”. Me despedía de nueve años de psicoanálisis.
Se terminaba el año dos mil y el psicoanalista me había pedido que le hiciera un recuento de las cosas trascendentes que había hecho en ese año, me quedé 20 minutos en silencio, le dije: “creo que no he hecho nada importante”.

Conducía mi coche con una desconocida tranquilidad, la lluvia rodaba por los cristales y unas tímidas lágrimas desafiaban la gravedad y me besaban. Quizás lo que necesitaba era más tiempo y más silencio, pero ya sabemos –por boca de Woody Allen- que Edipo transformó las horas en 50 minutos de 100 dólares, en mi caso, 50 minutos de 100 pesos. Pues después de un buen rato de tener mi coche aparcado, con la lluvia como testigo y teniendo a Chopin como música de fondo, me di cuenta que en ese año, leí todo lo que se había publicado de cuatro escritores que se han convertido en guías para vivir: Gore Vidal, Susan Sontag, Margerite Yourcenar y Paul Auster.

La primera obra que leí de Auster fue: “La invención de la soledad”, fue empezar el libro y no detenerme hasta el final, me pareció una obra honesta, un tributo a la paternidad, pues lo empezó a escribir justo el día que murió su padre.

En esa época, ni siquiera sabía dela existencia del otro pilar de la literatura Norteamericana actual: Philip Roth, el eterno aspirante al Nobel (me consuela saber que a Borges tampoco se lo dieron, tampoco a Fuentes). He ido leyendo poco a poco su obra. Estoy ansioso de empezar “La conjura contra América”.  PATRIMONIO ha marcado mi vida, un relato verdadero sobre los últimos días de su padre. Me ha conmovido profundamente, creo que podría adoptar ese libro como testamento vital.

Al terminarlo he renovado mi confianza en mi manera de vivir.

Si un día estuviera en un momento difícil, ya sea por enfermo, por triste o por víctima del azar; que no me falten palabras: escritas por otros, tejidas por mi... da igual, son las palabras las que me han ayudado a disfrutar (y a veces soportar) el misterio de vivir.

Gracias Philip Roth por tus palabras y enhorabuena por el "Príncipe de Asturias".