martes, 15 de septiembre de 2009

EL DESIERTO ESTA VERDE


Unas inusitadas lluvias, han tapizado de un ignoto verde al agreste paisaje semidesértico de Zacatecas, mientras conducía por la periferia de la ciudad, el olor a tierra húmeda, lo imponente de los cerros que manifestaban estar vivos, y la belleza de la cantera rosa con la que fue construida esta ciudad me regalaron un rato emotivo con destellos extáticos.

Las calles están vestidas de banderas, sombreros, escudos, se percibe un estado de ánimo festivo, la gente ha aparcado la crisis, los secuestros y el nefasto gobierno. La preparación para celebrar esta noche los 199 años de la independencia de México se convierten en un sencillo homenaje de las mujeres y hombres nacidos en esta tierra, que simplemente agradecen al destino el hecho de estar vivos y toman por excusa gritar ¡Viva México libre!

Y yo estoy en consonancia con todo esto, con el milagro de la vida que renace aun en las tierras más agrestes, y en el carácter de un pueblo que sabe ser feliz a pesar de sus muchas dificultades.


La conquista es un hecho superado para la mayoría de los mexicanos, el festejo de la independencia es más una fiesta entre las muchas que forjan la idiosincrasia del mexicano. Puedo decir que el “nacionalismo” del pueblo mexicano tiene muy pocos toques chauvinistas es más una fiesta.


Al llegar a Barcelona conocí a un general de la época franquista, sus primeras palabras hacia mi fueron: “mis antepasados conquistaron a los suyos”, le respondí, “quizás mas bien, la mitad de mis antepasados, conquistaron a la otra mitad”.


Esta noche fiesta

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