jueves, 10 de septiembre de 2009

BARCELONA -MEXICO (o el laberinto de la catalanidad)


A veces me preguntan porque no me gusta salir de Barcelona, contesto con simpleza que “ya he estado muchos años fuera de ella” cierto es que me duele un poco el hecho de estar separado diez mil kilómetros de donde pertenezco, y ese sea el motivo para que prácticamente sea imposible que mucha gente imprescindible para mi vida y que viven del otro lado del atlántico vengan a verme, por eso YO VOY.


No es la nostalgia la que me hace escribir esto, pues bien sabeis que varias veces al año cruzo el atlántico para ir a verlos. Pero me gustaría tanto que fuese a la inversa y poder ver a mis amigos paseando por el Raval, comiendo una paella en domingo en la Barceloneta, tomar el sol y una copa de cava en las terrazas veraniegas, vibrar intensamente con la vida cultural de esta ciudad, disfrutar su carácter cosmopolita, admirar la tenacidad y empeño que los catalanes ponen en el arte de vivir.

Los que han venido, -y los que vendrán- se han quedado sorprendidos con la idiosincrasia de los Catalanes, Catalanes de apellidos y Catalanes de adopción, porque Cataluña es una entelequia que va más allá de la genética, ser catalán es más una cosmovisión, una actitud ante la vida, que la puedes tener independientemente de tus rasgos físicos. Una idiosincrasia que se construye con muchos ingredientes: una lengua, música, tradición literaria, una sana y deliciosa cocina, fiestas mayores, laboriosidad cotidiana, pintura, consonancia mediterránea, progreso constante, solidaridad, el barça, etc. No debes tenerlos todos para ser catalán.

Lo cierto es que muchos de mis amigos y familiares no han podido venir y eso me provoca un dolor al que asiento serenamente, pues entiendo la distancia y sobre todo, entiendo que muchos de ellos están haciendo una labor más importante que cualquier otra sobre la tierra y que les impide ausentarse: ver crecer a sus hijos.

Pero el día que los vea salir por la puerta del “Aeroport del Prat” sin duda seré muy feliz.

Es jueves, mañana cruzo el atlántico nuevamente para volver al semidesierto mexicano a donde pertenezco (será la 90 vez) y las palabras que más me gustan tendrán vida propia: mamá, papá, hermanos, amigos, abuelita, abuelito, tío, tía, primos, etc. Porque os recuerdo que tengo abuelos vivos de 97 años, 15 tíos hermanos de mi padre, 12 hermanos de mi madre, 186 primos hermanos... vamos que la planificación familiar no se llevaba en mi familia.

FOTO: Colón en Barcelona, Angel de la Independencia en México

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