martes, 30 de septiembre de 2008

C0M0 C0CINAR TU VIDA



CARTA PARA UNA COCINERA


Querida amiga ayer fui al cine a ver “Como cocinar tu vida” y fue inevitable pensar en ti.


Bien sabes la devoción que tengo por las personas que tienen hijos, y más si se esfuerzan por enseñarles el mundo de la manera más digna, libre, respetuosa y amorosa posible. También sabes que para mi, cuando alguien sirve con amor a quien lo necesita, realiza una tarea grande, tan grande como cuidar un hijo. Quien cocinando alimenta a las personas, en el fondo “las cocina”, y resulta que tu eres madre y eres una cuidadora natural (y una buena cocinera).


Cocinar sin duda es una de las actividades más fascinantes que realiza el ser humano, y es una lástima que con el tiempo, los seres humanos hemos perdido la oportunidad de tocar, oler e incluso de mirar los alimentos tal como son. Nuestros dedos han olvidado la textura del arroz a la hora de lavarlo, nuestros ojos se han perdido poco a poco del festival del color de las judías, las zanahorias, los guisantes, ya solo reconocen las latas.


Caló muy hondo en mi aquel comentario de nuestra amiga diciendo que si comes de manera natural –es decir de mercado- contaminas menos.


La cocina te enseña entre otras cosas que las cacerolas, las ollas, los utensilios en general se van gastando, van teniendo abolladuras, van perdiendo brillo y sin embargo te parecen valiosos, agradeces el hecho de que estén allí a tu servicio, se presentan tal como son, son sinceros. Los seres humanos también vamos perdiendo brillo con el tiempo y cuesta permanecer “sincero”.

En la antigua Francia los escultores trabajaban la piedra y los que no sabían mucho aplicaban remiendos con cera, de tal manera que los buenos escultores a sus obras les ponían un cartelito: "Sin cera" Los utensilios de la cocina son pues una buena metáfora de la vida, son "sin cera".


En fin, que el maestro zen Edward Brown, en este documental, te enseña como cuidar de ti y de los demás a través de la cocina.


Confieso que me quedó una especie de aflicción a la hora de meditar de si he cocinado mi vida de la mejor manera.

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