sábado, 14 de agosto de 2010

LO UNO, LO MÚLTIPLE O EL UNIVERSO QUE NOS CUIDA


Hace una semana en el mismo día tres personas –con distintas palabras- estaban hablando de lo mismo. Por la mañana, una paciente que había superado un cáncer estaba convencida de que Dios la había cuidado en todo momento; por la tarde un gurú de la autoayuda afirmaba que “El universo nos cuida”; por la noche leía el mensaje de una heroica amiga que está gestionando de manera admirable una situación difícil, reproduzco algunas palabras suyas sin ánimo de vulnerar su intimidad, pero es que difícilmente podría yo encontrar palabras mejores: se preguntaba, ¿Dios, estás allí? ¿hay alguna respuesta para cada hombre o mujer que te llama?. Ella lo intuía en esas pequeñas sincronías, en esas certezas indemostrables que la llevaban a percibir el cuidado de Dios.

En el caso de mi paciente, cabe mencionar que no esgrimió teodicea alguna, no necesitó las cinco vías tomistas para la existencia de Dios, ella nunca ha escuchado hablar de Teilhard de Chardin y su argumento de Dios como principio cósmico de convergencia... su convicción venía de una vivencia interior: Estaba confiada, mi interpretación filosófica era que se trataba de una especie de confianza en el ser, una ontología sin razonamientos, un salto en el vacío para confiar de que si está en este mundo, algún sentido tendrá... incluyendo las dificultades que había tenido en su salud.
Por otro lado, el gurú recurrió a explicaciones físicas, sobre todo de la física cuántica, que sería muy difícil para mi repetir en este espacio, pero sobre todo, aquel hombre –de unos sesenta años- afirmaba que tenía los años suficientes, y la experiencia de facilitador de más de 30 años, para concluir de manera contundente que “El universo nos cuida”

Aclaro que no soy un súbito “bloguero catecúmeno”, incluso dejaré en reserva mis propias creencias respecto de lo religioso, solo que coincidía que recientemente estoy desempolvando algunos libros de historia de la filosofía, y uno de los primeros problemas planteados por el hombre occidental –desde los Presocráticos- es el asunto de “LO UNO Y LO MÚLTIPLE”, fui buscando todos los pensadores que seguían este hilo reflexivo y llegué a Anselmo de Canterbury quien afirmaba "por tanto, desde el momento en que la verdad no permite admitir que la causa de todas las cosas es múltiple, es necesario que esta causa única exista por sí misma"...

Era muy temprano cuando reflexionaba aquello y fue ese mismo día cuando esas tres personas me hablaron de lo mismo.


Seguiré reflexionando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

És l'univers lligat, que dic jo.

podi-.

El Quixot dijo...

Tens rao

Quadern de notes dijo...

Eso me recuerda una frasa de San Bernardo de Claraval, o al menos atribuida a él:

"Diós es altura, anchura y profundiad", lo más curioso, que encuentro en esta frase, es que al mismo tiempo es una definición del acto de santiguación (hacer el signo de la cruz en el frente; de arriba a bajo, de izquierda a derecha, y hacía adelante.