lunes, 27 de julio de 2009

Literatura y Vida


Entré a la librería con intención de buscar “El encuentro” de Anne Enright, Una escritora valiente que devuelve el placer de la buena lectura, con “El encuentro –The Gathering” ganó el premio MAN BOOKER de novela del 2007, el primer párrafo es hechizante:

“Me gustaría contar qué ocurrió en casa de mi abuela el verano en que yo tenía ocho o nueve años, pero no estoy segura de si sucedió en realidad. Necesito dar testimonio de un hecho que no se si es cierto. Siento bullir dentro de mi eso que tal vez jamás hay tenido lugar. Ni siquiera sé cómo llamarlo. Creo que podríamos decir que fue un crimen carnal, pero la carne desapareció hace mucho y no sé qué daño puede haber quedado en los huesos”.

Al mismo tiempo miraba con emoción como un grupo de adolescentes compraba libros de Roberto Bolaño.

Hace tiempo que para mi la literatura va más allá de libros mal acomodados en la estantería, la curiosidad obsesiva de ver la manifestación de la “fuente” por boca de algún escritor está superada, aun atesoro frases para darle sentido a la vida, pero en la actaulidad para mi la literatura es la vida misma, las palabras escritas dan unidad y “Logos” a la realidad, a través de la literatura todo tiene sentido, y aunque sigo aprendiendo y disfrutando ya no son el objetivo último.

Todo esto pensaba mientras la encargada de la librería me veía absorto acariciando un libro de entrevistas selectas a Roberto Bolaño, el mismo del que decía una apesadumbrada Susan Sontag, al enterarse de su muerte, que era una pena, tan joven, y sinduda la joya más preciada de la literatura latinoamericana. Ese Chileno crecido en México y muerto en Barcelona.

Se me acercó la encargada y me dijo mientras pasaba su mano sobre la solapa del libro: “venía muchas veces por aquí, lo echamos mucho de menos” y desapareció por el pasillo de madera dejando una estela de tristeza que contrastaba con la curiosidad de los chicos. Me emocioné mucho, todavía recuerdo el día que murió Bolaño, un buen amigo me llamó para darme el pésame, como si de la muerte de un hermano mayor se hubiese tratado, al año siguiente murió Susan Sontag, y fue otra amiga la que me llamó para consolarme como si una vieja amiga fuese la que se hubiese marchado.

Vivo feliz rodeado de la literatura y siento a los escritores que me han gustado tanto, tan cercanos como al más querido de los hermanos, al más apreciado de los amigos, como se quiere a una parte de uno mismo.

El martes pasado tuve un accidente que pudo resultar mortal y del cual solo guardo morados y un ligero disgusto, un poco después del accidente me hubiera gustado haber gritado, o llorado un poco, en cambio me quedé en silencio sentado en la orilla de la acera, porque en esos momentos cruciales es cuando se percibe la lejanía de los que son tu sangre.

Lo que no consiguió un coche estacionado en la calle Aragón del cual se abrió una puerta intempestivamente que hizo que mi moto y yo mismo saltáramos por encima, lo han conseguido unos adolescentes que hipnotizados empiezan a hacer de la literatura parte esencial de su vida.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Todo bien?

El Quixot dijo...

Si todo muy bien, no me muevo con facilidad en el blogspot no se si leas mi respuesta SALUDOS !