Para las almas desiertas de las ciudades marítimas también lo está, que lo digan si no, los pobres de las grandes ciudades marítimas, los cuales viven como si a ellos no les perteneciera.
Hoy he visto el mar.
Y como a un amor tardío, le quise cantar: He iniciado a grito abierto –Neruda en el coro y su ODA AL MAR-, pero seguía impasible con su incorregible que viene y que va.
He intentado seducirlo con mi aliento y con mi llanto, con mi naturaleza regida -como él- al compás de la caprichosa y poderosa luna
Machado ya nos lo decía: Todo hombre tiene dos batallas que pelear:
En sueños lucha con Dios; y despierto, con el mar.
El mar esa metáfora de la eternidad
A punto de resignación López Velarde en mi auxilio (el grande de los nuestros que nunca vio el mar):
“Fuensanta:
¿Tú conoces el mar?
Dicen que es menos grande y menos hondo
Que el pesar.”
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