George Berkeley es el más emblemático de los pensadores que ponen el énfasis en la percepción como explicación del conocimiento y de la realidad misma, lo cierto es que una correcta percepción es un primer paso para la salud.
En medicina podemos afirmar que la enfermedad es una percepción –y por lo tanto adecuación- incorrecta de la persona. Pero esta adecuación o posicionamiento vital no es solo psicológica, también es biológica. Si a mi me sigue un león y pongo cara de susto, mi cara de susto no es una enfermedad, puesto que me sigue un león, pero si tengo cara de susto y no hay león, entonces allí hay una enfermedad. Si después de un enfriamiento por lluvia me pongo resfriado, tal resfriado no es una verdadera enfermedad, pero si me resfrío con cualquier cambio de temperatura, podemos hablar de una verdadera enfermedad.
El médico debe ser capaz de ayudar al paciente a percibir lo que realmente le pasa, de la manera más objetiva posible: es la búsqueda de la sensación vital, el médico debe tener la perspicacia para percatarse más allá del discurso verbal del paciente y lo que las analíticas digan, la semántica de su sufrimiento, tiene que observar LOS GESTOS, los movimientos de las manos, la mirada, es decir, la verdadera sensación vital mediante la cual se manifiesta su enfermedad, la verdadera postura que la persona tiene respecto de lo que le pasa para encontrar un remedio que se le parezca a su sufrimiento.
Con las relaciones humanas, pasa lo mismo, hacemos un constructo intelectual, hacemos mil teorías –muchas de ellas aparentemente coherentes- para explicar nuestro sufrimiento, y nos convencemos de que nuestros bloqueos, nuestras enfermedades, dificultades en las relaciones, etc. se deben a causas que conocemos. La realidad es que también nuestro sistema familiar tiene una “sensación vital” que a veces no podemos percibir correctamente o a simple vista. Es todo un arte ser capaz de observar con los ojos libres de prejuicios los verdaderos mitos, lealtades, tragedias, etc. que modulan nuestras relaciones.
“Ser es ser percibido” según la tesis de Berkeley, y percibir correctamente es un buen paso para la libertad que se traduce en salud, y a esto señores, es a lo que me dedico hace unos cuantos años.
Feliz martes
martes, 21 de julio de 2009
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