Octavio Paz fue enviado como agregado cultural a la recién inaugurada embajada de México en la India, año 1951,cuyo embajador era el ex presidente mexicano Emilio Portes Gil. Era una especie de castigo para Octavio Paz por sus manifestaciones en las celebraciones republicanas de los Españoles en Paris.
Curiosa “represalia” cuando México fue de los pocos países del mundo que rompió relaciones diplomáticas con la dictadura de Franco, pero ateniéndose a la doctrina “Estrada” prefería que sus representantes no tuviesen ningún atisbo militante, y Octavio Paz era ¡militante!, en las últimas décadas más militante de las letras, rasgo que le mereció el calificativo de “Un mexicano universal”.
Años después –hubo un paréntesis Japonés-, regresa como embajador de México en la India. Condición que a cualquier Mexicano ilustrado le llenaría de orgullo, pues aún sin conocernos, los Hindúes y los Mexicanos tenemos muchas cosas en común. Y ni ellos ni nosotros lo sabemos. Ya lo he escrito otras veces, un colombiano y un mexicano tienen más en común que un Español y un Inglés, y sin embargo la pobreza como sustrato impide el acercamiento. También se ha de decir que la sociedad moderna europea con toda su civilización ha convertido al ser humano en una masa homogénea, en palabras de Paz “Todo mundo parece salido de una fábrica y no de una matriz, podemos ver la uniformidad y no la igualdad, y han hecho un solitario en cada individuo”.
Octavio Paz es, desde mi punto de vista, el mejor puente que puede haber entre México y la India, más allá de la comida picante, de los desiertos y los bosques, de la religiosidad popular, etc.
Comentaré una anécdota trágica: Los Ingleses dominaron la India gracias a un motín en 1857, que estalló con el rumor de que un nuevo rifle había sido engrasado con grasa de vaca, pecado abominable para los hindúes, o de cerdo, alimento impuro para los musulmanes. Rumor extendido, claro está, por los Ingleses. En México la conquista fue posible –entre otras causas- a la religiosidad que esperaba el regreso de Quetzalcoátl, al temor de los hombres-caballo (los aztecas no conocían los caballos), a las luchas internas y curiosamente a las enfermedades, pues los Europeos llevaron más “enfermedades epidémicas” a las que importaron. Ambas conquistas del todo inverosímiles y surrealistas.
Octavio Paz escribió ese delicioso libro llamado “Vislumbres de la India”.
¿SLUMBDOG MILLIONAIRE? Merecedora de los premios que ha ganado, sobre todo porque es una película que no va de nada y te atrapa del todo.
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