A veces me preguntan porque no me gusta salir de Barcelona, contesto con simpleza que “ya he estado muchos años fuera de ella” cierto es que me duele un poco el hecho estar separado diez mil kilómetros de donde pertenezco, y ese sea el motivo para que prácticamente sea imposible que mucha gente que tiene un sitio en mi corazón vengan a verme.
No es la nostalgia la que me hace escribir esto, pues bien saben ustedes que varias veces al año cruzo el atlántico para ir a verlos. Pero me gustaría tanto que fuese a la inversa y poder ver a mis amigos paseando por el Raval, comiendo una paella en domingo en la Barceloneta, tomar el sol y una copa de cava en las terrazas veraniegas, vibrar intensamente con la vida cultural de esta ciudad, disfrutar su carácter cosmopolita, admirar la tenacidad y empeño que los catalanes ponen en el arte de vivir.
Los que han venido, -y los que vendrán- se han quedado sorprendidos con la idiosincrasia de los Catalanes, Catalanes de apellidos y catalanes de adopción, porque Cataluña es una entelequia que va más allá de la genética, ser catalán es más una cosmovisión, una actitud ante la vida, que la puedes tener independientemente de tus rasgos físicos. Una idiosincrasia que se construye con muchos ingredientes: una lengua, música, tradición literaria, una sana y deliciosa cocina, fiestas mayores, laboriosidad cotidiana, pintura, consonancia mediterránea, progreso constante, solidaridad, el barça, etc. No debes tenerlos todos para ser catalán.
Lo cierto es que muchos de mis amigos y familiares no han podido venir y eso me provoca un dolor al que asiento serenamente, pues entiendo la distancia y sobre todo, entiendo que muchos de ellos están haciendo una labor más importante que cualquier otra sobre la tierra y que les impide ausentarse: ver crecer a sus hijos.
Pero el día que los vea salir por la puerta del “Aeroport del Prat” sin duda seré muy feliz.
Capítulo LXXII del quijote:
Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos, y correspondencia grata de firmes amistades, y, en sitio y en belleza, única.
Y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, sólo por haberla visto.
FOTO: Estatua de Colón por El Quixot.
No hay comentarios:
Publicar un comentario