En el mundo en general hacen falta médicos, es un hecho innegable.
Podemos agregar que también hacen falta “pacientes”, vivimos en un mundo en el que todo es una “urgencia”.
Para compensar, la vida me ha regalado recientemente unas cuantas historias que mantienen vivo el entusiasmo por acompañar personas en su enfermedad. Comparto dos.
Barcelona marzo 2008, al terminar la visita en la cual la daba de alta, la paciente rompe en un llanto súbito y me confiesa que para venir a verme, ponía dinero poco a poco en un sobre hasta completar el precio de la visita... suelo mantener el tipo delante de las situaciones más duras de la vida, sean personales o de mis pacientes, pero me emocioné mucho con su confesión.
Zacatecas abril de 2008 una paciente a la que conozco hace muchos años, me sorprende llegando por su propio pie, con muchas dificultades eso si. Una artritis reumática juvenil la inmovilizó por completo hace ocho años, una voluntad férrea, una constancia en los tratamientos que le prescribía, y un fisioterapeuta que se desplazó al semidesierto donde vive para enseñar a varios miembros de su comunidad como hacerle los ejercicios de rehabilitación, han conseguido el milagro. Su caso ha sido un ejemplo de tenacidad, paciencia, solidaridad... ahora empezará a estudiar en la universidad.
En ambos casos he sido un humilde testigo de un proceso curativo que tenía mucha fuerza y que se acuñó con Paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario