martes, 13 de julio de 2010

CON M DE MENORCA, CON M DE MERCE, CON M DE MEDITERRÁNEO


Nos deslizamos con suavidad en un apacible mediterráneo, la luz se filtraba por entre las rocas iluminando unas cuevas de belleza indescriptible, el agua color turquesa invitaba al meditación de manera natural. En un momento determiado dejamos los remos en paz para permitir que el silencio, la luz y nuestra respiración se confundieran con el mar.

Me embargó un sentimiento de pertenencia, me sentí feliz de estar allí justo en ese momento, agradecí estar vivo en este bello planeta.

Hace tantos años que voy a Menorca, esa isla que es como un paraíso, sin embargo pocas veces me he tomado el tiempo para conocerla -la agenda laboral siempre se impone-, así que agradezco profundamente a mi amiga Merce que me haya permitido vivir el placer de remar en el mediterráneo y que me haya contagiado del amor que ella tiene por su Isla.

La primera vez que fui a Menorca fui advertido que la isla “hechiza”, que es fácil querer quedarse, como estoy muy contento en Barcelona –y siempre he dicho que soy el jefe de un territorio que no existe- me inventé un mantra para no quedarme a vivir en Menorca: “La gente busca una isla o un territorio, mi isla soy yo mismo”. Ayer entendí perfectamente porque tanta gente tiene veneración por Menorca

Con M de Menorca, con M de Mediterráneo, con M de Merce.

MUCHAS GRACIAS

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Me ha encantado tu reflexión Vicente! Que razón tienes cuando dices que Menorca tiene algo que hechiza. Yo afirmo que de cada día me gusta mas disfrutar de mi isla. Joana Coll.