jueves, 15 de julio de 2010

Bedrich Smetana y Antonín Dvořák


He pasado la mañana escuchando la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák, es una música que me serena con facilidad.

Bedrich Smetana y Antonín Dvořák son sin duda dos de mis preferidos en música.

En Praga la oferta turística monta conciertos con la música de ambos, y los turistas acuden a los conciertos con la misma ingenuidad que en Barcelona compran sombreros -¿mexicanos?- En las ramblas y los lucen durante su estancia, si es con chanclas y calcetines blancos mejor.

Cuando estuve en Praga, fuimos a un concierto, cuyos intérpretes parecían la “Orquesta Psiquiátrica de Praga”, hacían unos movimientos raros, las interpretaciones eran deficientes, etc. Al final tiene gracia el asunto, pues Smetana compuso sus mejores obras ESTANDO SORDO, son los estragos de la sífilis, misma enfermedad que lo llevó a la locura y a morir en un Psiquiátrico de Praga. Increíble que un hombre sordo y en vías de la locura haya compuesto una obra tan magistral como EL MOLDAVA.

De Dvořák, diré que dirigió el conservatorio nacional de música de Nueva York, e inspirado por la comunidad Checa en IOWA (donde pasaba los veranos) compuso la gran SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO. Estaba tan feliz de poder volver a su país que compone “HUMORESQUE”, si la escuchas percibirás la alegría de alguien que retorna a lo Prístino.

Para un día que no ha empezado muy bien, la música checa es un bálsamo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este era uno de los vinilos que escuchaba de pequeño. Siempre me venía a la mente la imagen de una diligencia que se dirigía inexorablemente a un cañón atestado de indios escondidos...

La música se emite y también se percibe...

podi-.