miércoles, 30 de diciembre de 2009

FIN DE AÑO


De vez en cuando nos preparamos religiosa y paganamente para el fin del mundo, al acercarse el año 2000 yo quería salvar mi alma, busqué el sitio correcto para mi personal Soteriología: Cuba.
Fue un viaje surrealista, éramos cuatro personas con intereses muy disímbolos, pero unidos por la aventura, sin duda éramos más jóvenes, improvisábamos más, tanto que antes del día 31 nos quedamos sin dinero, perdidos en lo más profundo de Cuba, mis compañeros más optimistas que yo, pedían mi cabellera a cambio de mi pesimismo, si conseguían el dinero necesario para viajar de regreso a La Habana me tenía que rapar... consiguieron el dinero y consiguieron raparme.
El mundo no se terminó, aunque aquel primero de enero del 2000 mientras el sol masacraba nuestra resaca en las playas cubanas, yo tenía la sensación de que mi mundo se estaba acabando. El mundo no se ha acabado, podemos seguir celebrando la vida mientras haya moléculas que se pongan de acuerdo para representar lo que cada uno somos.

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