domingo, 17 de agosto de 2008

Reencuentro


La luna ascendía imponiéndose al espectacular cielo del semidesierto mexicano, una bellísima terraza nos regalaba la vista de la ciudad que nos enseñó los secretos de la salud y de la enfermedad, algunos no nos veíamos desde hacía quince años, los mismos que cumplimos en este verano de ser médicos.

Fue un encuentro sereno y feliz.

Hay una palabra que representaba muy bien los sentimientos que tenia con nuestras charlas, nuestros abrazos, la explicación de nuestra vida: NOBLEZA. Nadie hablaba de sus éxitos, y había unos cuantos que tenían motivos para ello, siento tan jóvenes, tenemos “super” especialistas, algún director de hospital, alguna jefa política en materia de salud, una forense de fama, ... pero todo eso se quedó en los despachos, volvimos a ser los jovencitos que se apasionaban día a día con el aprendizaje.

Algunos no lo sabéis, pero mi hermana y yo fuimos compañeros de la facultad, ella vino de Chicago para asistir y cuando volvíamos de regreso nos miramos cariñosamente y no recuerdo quien de los dos manifestó en voz alta que fuimos muy afortunados de tener a los compañeros que tuvimos.

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