viernes, 22 de agosto de 2008

Mis huesos


Mis huesos tienen memoria, más exacto sería decir que mis células tienen memoria, pero la metáfora ósea me gusta más.

Mis huesos guardan cada pequeña historia, cada reacción emotiva, cada fiebre vivida... Ellos dan cuenta de los anhelos infantiles, de enfermedades y temores, en una palabra de la puericultura lírica con la que fui creciendo.

Saben todos los esfuerzos que hice para sobrevivir, para aprender, para especializarme. Ellos han sido escenario, protagonistas y avíos de mi campaña personal para buscarme un sitio en la vida y han bailado al ritmo que mi obstinación les impuso.

Son testigos inequívocos de los ya tan lejanos tormentosos amoríos vividos. Saben con la exactitud de un confesionario mis noches oscuras y la fuerza de mis búsquedas.

Han aplaudido discretamente mis aciertos, se han querido unir a mis seres más queridos, y se han alegrado con Mahler y con Juan Rulfo...

Mis queridos huesos hoy por fin han dejado de dolerme

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