Sin duda la cara que mejor representa a un centro de trabajo son las secretarias y os explico con regocijo que las secretarias con las que comparto el día a día en Barcelona, son un modelo de eficiencia, alegría, belleza, arte... esto último es tan cierto que entre ellas podrían montar una compañía de teatro, un taller de pintura, un grupo de asesoras de imagen, una promotora de fiestas, una productora de cine, un restaurante y hasta un grupo coral, pero por el momento trabajan en un centro médico.
Como dice Kureishi "me gano la vida traficando con secretos", yo añadiría, puedo comer gracias a constatar lo mucho que sufren los seres humanos, de tal manera que el paso de los años me ha ido consolidando como un “Un pesimista resignado y curiosamente feliz”, a una de estas queridas secretarias en una charla informal -de la que seguramente ella no se acuerda- le manifestaba mi pesimismo respecto de las posibilidades de cambio profundo de muchas personas, me interpeló “¿eres realmente consciente de lo que dices?, si tu has ayudado a mucha gente a cambiar”.
¡Tiene razón! Y ellas han sido el testigo privilegiado de ese cambio, muchas veces somos esclavos de nuestra arquitectura verbal, de nuestras frases hechas, así que vamos a ver si empiezo a despojarme de refranes y frases que “bloquean” la esperanza de cambio, hoy me despido de esa frase que tanto me gusta “Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados”, porque puede ser que si lo haga.
Por lo pronto esta noche ellas y yo, compartiremos esta noche delante de una mesa la alegría de habernos encontrado.
Feliz jueves
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