martes, 2 de marzo de 2010
HENRY BAUCHAU
Supe de la existencia de Henry Bauchau por un delicioso libro que me recomendó mi amiga escritora Yolanda Natera: “Edipo en el camino” en donde recrea el peregrinaje de Edipo al lado de Antígona cuando ambos abandonan Tebas, a poco de iniciar la marcha se les une un ladrón llamado Clío, que también carga en su memoria con una historia desdichada: es el sobreviviente de una guerra entre dos clanes de pastores que aniquiló a su familia y lo hizo asesinar por error a la única persona que amó en su vida. En Clío hay un anhelo de expiación. "Hasta el momento en que los encontré -confiesa-, viví de seducciones, robos, pillajes, alimentando mi odio y mi vergüenza con crímenes cada vez más inútiles."
Una obra para constatar la vitalidad perenne de los mitos griegos, pero también para encontrar en el arte una fuerza primigenia de comunicación amorosa, un medio de expiación personal y una vía regia hacia lo trascendente.
Bauchau conmueve al presentarnos un Edipo sabio y humilde, una Antígona solidaria e incansable, y un Clío (personaje inventado por él mismo) a quien puedes visualizar lo mismo bellísimo, salvaje, tierno y desolado.
En España hace poco que se ha publicado “El niño azul” de Henry Bauchau, cuatro años después de que se hubiese publicado en Francia, en esta obra, Bauchau redime a un joven perturbado a través del arte, tema sobre el cual Bauchau tiene erudición, en ella evita que Orión –un niño psicótico se convierta en esos héroes negativos a los cuales el cine americano nos tiene tan acostumbrados, psicópatas que en realidad son críos que han crecido mal, con unos complejos estúpidos y de interés escaso, exceptuado el de su capacidad para destruir y para seducir a una humanidad en fase de infantilización aguda.
En Bauchau, la filosofía, el arte, el psicoanálisis se convierten en una interpelación constante a lo más íntimo del ser humano, y la belleza de su prosa, consiguen que esa interpelación tenga toques personales.
Alguna vez escuché que en la actualidad los seres humanos escribimos más de lo que leemos y eso SE NOTA.
FELIZ MARTES
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