Mientras escucho con atención “Señora de las cuatro décadas”, recibo un mensaje en el teléfono móvil “Nada de crisis de la edad tío, uno tiene la edad de las personas que se lleva a la cama” y mi veleidoso corazón no acierta a encontrar el punto de equilibrio entre la chabacanería del cantor ARJONA y la crudeza del mensaje de mi amigo.
Lo cierto es que preparándome para el momento de decir adiós a la década de los treinta, ha habido de todo, desde la típica “middle age crisis” que pasaba por una tristeza súbita, un duelo insoportable, al pensar que muy probablemente los cuerpos jóvenes y fibrados poco a poco dejarían de pertenecerme, y como decía Sabines, “la juventud solo se me contagiaría por Osmosis”, hasta intentos infructuosos de bajar muchos kilos en un limitado periodo de tiempo.
Pero nada, la vida que transcurre sin nuestro consentimiento, rápidamente le da la espalda a mis argumentos y me sigue empujando en esa intensa vida que llevo desde niño.
Un amigo me dijo el otro día que el escritor tiene muchas palabras y poca vida, quizás tenga razón, seguramente hubiera escrito más si hubiera tenido menos “vida”, de hecho pienso ir al juez de lo civil y cambiar mi nombre de vencedor en gerundio por el de intenso en infinitivo si es que existe...
En los preparativos para la fiesta he podido revisar miles de fotos, de mi historia, de mi familia, de mis amigos, y de pronto me encuentro infinitamente agradecido por el cariño que he recibido en estos cuarenta años, lo que más me sorprende –y no crean ustedes que es una falsa humildad- es que no he hecho nada realmente importante en la vida, ni he sido un personaje crucial en la vida de ninguna persona, y sin embargo han estado presentes, ¿cómo no estar agradecido?
Muchas veces me gustaría decir “lo siento” cuando por causa de mis errores, de mis carencias o simplemente por una tristeza ignorada, me he distraído y he tenido un comportamiento caótico que hubiera hecho daño a la gente que quiero, pero no soy maniqueo y me reconozco con mis luces y mis sombras y asumo la responsabilidad de todo lo que soy y lo que hago.
“Señora de las cuatro décadas No le quite años a su vida, Póngale vida a los años que es mejor... Al hacer el amor siente las mismas cosquillas que sintió hace mucho mas de veinte...Nótelo así de repente es usted amalgama perfecta entre experiencia y juventud...” eso dice la canción, pero no me olvidaré del matiz del mensaje de mi amigo.
Lo cierto es que preparándome para el momento de decir adiós a la década de los treinta, ha habido de todo, desde la típica “middle age crisis” que pasaba por una tristeza súbita, un duelo insoportable, al pensar que muy probablemente los cuerpos jóvenes y fibrados poco a poco dejarían de pertenecerme, y como decía Sabines, “la juventud solo se me contagiaría por Osmosis”, hasta intentos infructuosos de bajar muchos kilos en un limitado periodo de tiempo.
Pero nada, la vida que transcurre sin nuestro consentimiento, rápidamente le da la espalda a mis argumentos y me sigue empujando en esa intensa vida que llevo desde niño.
Un amigo me dijo el otro día que el escritor tiene muchas palabras y poca vida, quizás tenga razón, seguramente hubiera escrito más si hubiera tenido menos “vida”, de hecho pienso ir al juez de lo civil y cambiar mi nombre de vencedor en gerundio por el de intenso en infinitivo si es que existe...
En los preparativos para la fiesta he podido revisar miles de fotos, de mi historia, de mi familia, de mis amigos, y de pronto me encuentro infinitamente agradecido por el cariño que he recibido en estos cuarenta años, lo que más me sorprende –y no crean ustedes que es una falsa humildad- es que no he hecho nada realmente importante en la vida, ni he sido un personaje crucial en la vida de ninguna persona, y sin embargo han estado presentes, ¿cómo no estar agradecido?
Muchas veces me gustaría decir “lo siento” cuando por causa de mis errores, de mis carencias o simplemente por una tristeza ignorada, me he distraído y he tenido un comportamiento caótico que hubiera hecho daño a la gente que quiero, pero no soy maniqueo y me reconozco con mis luces y mis sombras y asumo la responsabilidad de todo lo que soy y lo que hago.
“Señora de las cuatro décadas No le quite años a su vida, Póngale vida a los años que es mejor... Al hacer el amor siente las mismas cosquillas que sintió hace mucho mas de veinte...Nótelo así de repente es usted amalgama perfecta entre experiencia y juventud...” eso dice la canción, pero no me olvidaré del matiz del mensaje de mi amigo.
ALGO DE MI HISTORIA http://www.youtube.com/watch?v=6np7Ti5BJVU
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