miércoles, 14 de octubre de 2009

UNO SUEÑA



Uno sueña que podría encontrarse el amor de su vida en cualquier esquina de una ciudad perdida, y enseguida la parte más racional le dice que no, que eso es poco probable, pero que cuando lo encuentre será capaz de ser un héroe.

Sabines dice que “los amorosos” aman y lloran hasta la madrugada “en que trenes y gallos se despiden dolorosamente”, lo cierto es que una amiga querida, encontró en una esquina de Barcelona, esa cosa intensa que los seres humanos buscamos: vivir auténticamente.

Uno sueña encontrar personas para compartir proyectos, para no estar tan solo en la vida, y los afortunados encuentran esa cosa que se llama amor, y que yo llamo “intimidad compartida”, pero la gente sabia también aprende a estar presente aún cuando el calificativo del otro no sea el de “amante”.

Uno a veces piensa que el tiempo ha pasado demasiado de prisa y que al avanzar los años, las posibilidades de cosas nuevas se vuelven exiguas, pero renacer, empezar de nuevo, reinventarse mientras haya vida, es la gran posibilidad: siempre se puede ser ave fénix: renacer de las cenizas.

Uno quisiera que la buena gente, no se bajara del trayecto en que nos acompaña en la vida, pero el viaje completo, lo hacemos en solitario, solo vamos acompañados en trozos, y cuando se marchan personas queridas, se queda uno con la pena a cuestas, pero también con la posibilidad de redoblar esfuerzos, de alzar el estandarte de una lucha compartida.

Uno piensa que puede consolar a sus amigos, y a veces solo consigue decirle palabras, que intentan ser caricias, cuando el alma está afligida.

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