SOBRE LOS HEROES (Con cariño para mis hermanos, amigos y pacientes que tienen hijos)
Esta es la historia de Victoria, o mejor dicho un corte transversal en su línea del tiempo.
Victoria se debatía hacía tiempo entre sus anhelos solidarios, sus ganas de una vida más auténtica y si fuese posible con algún toque de heroísmo. Años atrás lo mismo había participado en un foro estudiantil que en caravanas solidarias. Cooperante de dos ONG’s, buscadora compulsiva de claridad respecto de las injusticias en el ser humano. Soñó con irse al África, a Nicaragua, a la India... “tengo 29 años y el sistema me ha absorbido” –piensa-.
“En Africa la poca leche que tienen la deben tirar, sale más barata la de Nestlé, una vaca francesa recibe más subsidios que muchos africanos juntos, y ¡se debe cuidar a la vaca francesa!. El lago victoria –el lago tropical más grande del mundo-, fue envenenado con la Perca del Nilo, especie voraz que arrasó con las especies autóctonas, pero cuyos deliciosos filetes blancos siguen agradando tanto a los Europeos, como los aviones que transportan el pescado no deben ir solos, van cargados de armamentos, terrible paradoja, África entrega alimentos, Europa le lleva armas y leche Nestlé”
Todos estos pensamientos la atormentan. Comparte hace dos años su vida con Ramón un hombre tranquilo y amoroso que la cuida, y le tiene paciencia en sus altibajos. Un hombre práctico que la ama, pero que no suele perderse en los laberintos de los dramas, tiene una bicicleta y tiene Barcelona para superarlo. Ella encontró un oasis en sus brazos, el punto de serenidad para compensar su vida tórrida. Pero él le ha dicho con honestidad que no se irá al África, ni al Nepal, ni al Salvador...
Victoria a pesar de tener una vida tranquila hace dos años, sigue fascinada con sus amigos que han hecho vida profesional y vocación en Médicos sin fronteras, y siempre que regresan es más inquisidora que un reportero, quiere saber todos los detalles: situación política, gestión de recursos, sostenibilidad de las regiones, etc. Su héroe favorito es el doctor Khassan Baiev, aquel cirujano que a partir de la guerra Ruso – Chechena, estuvo operando sin electricidad, sin agua corriente y donando su propia sangre. Y siempre que piensa en aquel hombre siente “vergüenza” por las veces que ha sido dramática de manera innecesaria y hasta culpable se siente de tener una vida tan lúdica, porque ella entre otras cosas, ama las tertulias, los libros, ama la música: Mahler en concreto ( y mejor si es la sinfonía número 2 “resurrección” en la batuta de Bernstein).
Ramón el hombre práctico, la sorprendió aquella mañana en que no le habló de montañas, ni de bicicletas, le habló de los héroes, da la búsqueda de héroes. Y le dijo que los héroes siempre han existido, pero que no es algo que se deba buscar, que el heroísmo es una especie de expansión del espíritu, un rozamiento con los límites humanos. Que nuestra vida en general no roza esos límites, le corresponde solo a elegidos, esto, algunos no lo soportan y lo buscan como si pudiera ser una elección. Las búsquedas –continúa- para superar la vida insulsa, para satisfacer el anhelo de apropiarse de lo que el humano tiene en potencia, se han hecho con porros, con prácticas sexuales “límites” etc. No dejan de ser una aproximación mecánica sin sustancia, pero no por ello ilegítima: todos buscamos una vida auténtica. Ella por un día en la vida escuchaba.
Una tarde de otoño, de esas tardes en las que el viento se vuelve juguetón con árboles y personas. Iba cabizbaja al salir del trabajo hacia su rincón preferido en Barcelona: el parc de la ciutadella, un día mas de trabajo eficaz (y reconocido), una vuelta a casa que se anticipaba como siempre amorosa y erótica, y un anhelo profundo de estar a lado de los más pobres del planeta, (¿difícil combinación?). y de pronto observó a la distancia a Catherine su vecina, la que tiene tantas dificultades para sacar adelante su pequeño taller de restauración, la que tiene dificultades para cubrir los gastos mínimos. La mira riendo pues cae cada cinco minutos de los patines, efectivamente sus pequeños maestros (e hijos a la vez) Laia y Lucas son crueles con ella y su impericia. Pero hacen bien su trabajo: ¡Están jugando! Y ese ludismo no requiere justificación. Esa imagen de la madre absorta en juegos con sus hijos la reconforta.
LOS HEROES
“...los héroes caminan entre sangre
coleccionan dolores
son expertos en gritos y los aguantan
los héroes, ese minúsculo puñado de sabios en servicio
testigos del superlativo humano
otras veces memoria fehaciente de lo que hay de oscuro, frágil y terrible en el corazón humano
no eres héroe, no lo soy, pero jugamos bien y nos acompañamos...”
Al llegar a casa se ha puesto a Mahler para preparar la cena, asistir a ese concierto privado le parece un privilegio. Chopin suele acompañarla también, por más que Ramón le diga que Chopin parece un eterno premenstrual. A ella le da lo mismo, para ella no hay música buena o mala, hay MUSICA, y espíritus más o menos distendidos en los que resuena.
Por hoy abandonará el debate de estar en la relación correcta, hoy no cuestionará su ludismo, hoy no reprobará el culto al placer, aunque seguirá lamentando la vulgaridad generalizada, hoy dejará de lado sus ganas de saber universal al estilo de Leibnitz y se pondrá a pulir relojes al estilo de Benito Baruch Spinoza. Hoy los pobres de Somalia o de Chiapas tendrán que esperar.
Cuatro años después, Victoria no tiene tiempo de cavilaciones, un torbellino llamado Marc de solo tres años la deja exhausta y sin ganas de más heroísmo y una barriga que crece cada día le devuelve la esperanza en el mundo.
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