Pensaba hacer un acercamiento “psicológico” a la compleja personalidad de Kafka.
Prefiero quedarme con mi azoro a ejercer una estúpida “suficiencia libresca” que pretende descubrir los secretos de un alma provisto de tres o cuatro libros de psiquiatría; unos libros que seguramente en cuestión de pocos años quedarían anticuados y la personalidad de Kafka permanecería siempre Incólume.
Jean Paul Sartre decía que todo ser humano es enteramente transparente. Octavio Paz opinaba todo lo contrario y lo suscribo. “Ningún ser humano es enteramente transparente, ni para los otros ni para él mismo”.
Mejor no intentar revelar los repliegues de la intimidad de las personas (sea Kafka, tu vecino o tu querido amigo) con la esperanza de comprenderlas en su contradictoria complejidad. Ningún alma, ninguna vida, puede reducirse a una biografía... menos a un diagnóstico, sea este de cualquier tipo.
Freud decía que el contenido de cada sueño es prácticamente infinito: ¿Qué decir entonces de una vida, hecha de miles de sueños y de actos, unos realizados y otros fallidos? Ni Plutarco ni los otros historiadores de la antigüedad se propusieron en sus biografías revelar enteramente la vida y el carácter de sus héroes: sólo quisieron mostrarlos en sus rasgos más salientes y característicos como ejemplos humanos.
Se han escritos tantos volúmenes sobre Kafka y sigue siendo tan elusivo como antes. Me gusta pensar que en muchos aspectos sigo siendo un misterio sin entender para muchos, a veces ni para mi mismo.
La verdadera biografía no pretende ser el doble del sujeto ni sueña con dilucidarlo, sin embargo aunque nadie conoce realmente a su amante o a sus amigos, todos tenemos cierto conocimiento de ellos. Ese conocimiento nos permite comprenderlos, simpatizar con sus sentimientos y aun, a veces , adivinar sus reacciones.
No puedo escribir sobre Kafka, a veces no puedo escribir sobre mi mismo.
1 comentario:
Y, ¿qué más da cómo fuera realmente la personalidad de Kafka?
A mí me gusta Kafka, lo poco que he leído, al menos. También he leído algo de que si era así, pensaba asó o tenía tal angustia...
Es igual. Está bien, saber algo sobre los escritores con los que te deleitas leyendo, pero cuando se escribe tanto y tanto sobre alguien se corre el peligro, pienso, de que se acabe fabricando una personalidad inexistente.
¡Salud!
podi-.
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