Zuckermann, el alter ego de Philip Roth es un escritor famoso en plena crisis creativa y vocacional, acosado por terribles dolores quiere abandonar la literatura y dedicarse a la medicina.
Zuckermann viajó de joven hacia Chicago para estudiar literatura; a los cuarenta años emprende el mismo viaje para aprender medicina. Chicago es una especie de Ítaca para Roth.
Zucckermann (Roth) hace un bello y contundente elogio a la vocación médica, y yo lo suscribo. Hay muchas cosas que me hacen feliz en esta vida, sin duda, ser médico la que más.
“A partir de aquella noche les pedía a los residentes hacer la ronda con ellos, lo que el médico quería saber, el enfermo te lo decía. Nadie tenía secretos de los que traen consigo escándalo o vergüenza: todo expuesto y todo en juego. Y el enemigo era siempre malvado y auténtico.
¡Que tarea!, ¡que vinculo paternal con los que sufren!, ¡que relación humana tan inmediata toda esa lucha contra la enfermedad!, ¿como podía haberle entrado a él esa fanática devoción a estar sentado a solas en su cuarto con una máquina de escribir delante? “ (Extracto de Lección de Anatomía)
Sin duda los escritores son pieza clave para darle sentido a la existencia humana, pero agradezco que un hombre como Roth ame la profesión médica.
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