Mi prima Adelita tiene cincuenta años pero vive encerrada en un niño de pocos años, una peculiar y convulsiva enfermedad detuvo su desarrollo, pero su mentalidad es la de un niño de pocos años: caprichosa, juguetona, cariñosa, dictadora, temerosa, obsesiva, etc.
Como coincidencia paradójica ella nació el mismo día que en México se celebra el día del niño, el 30 de abril y a eso se ha dedicado a ser niña.
Cuando yo era niño no tenía la arquitectura lingüística que tengo ahora para hablar de ese discreto sesgo de felicidad que su mirada adquiría mientras su imponente cuerpo de 80 kilos se mecía en el aire mientras un columpio la soportaba, tampoco supe verbalizar la profunda melancolía que su cabeza encerraba, cuando las leyes de la resistencia y la gravedad confabuladas en su contra la lanzaron contra el suelo, un golpe físico metafórico del golpe emocional que la acompañaría toda su vida, debo decirles que al columpio accedíamos subiendo a un elevado tronco.
Lita –como quiere ser llamada ella-, celebra hoy su cumpleaños y al mismo tiempo el día del niño, y como muchos niños Mexicanos, poco tiene que celebrar, ella no llegó a disfrutar nunca de la belleza del paisaje abrupto, de relieves incisivos, donde el verano nunca nos regaló mares pero si olas de titánicos colores y tardes de soles de matices inefables.
Ella nunca supo de la pasión amorosa y del desengaño; de los ideales y la felicidad de los objetivos cumplidos; de la incertidumbre del futuro y de la responsabilidad; y lo peor de todo me parece que nunca supo del amor, ese acto que solo a los adultos compete, pues amar es estar presente y ella solo ha estado presente para si misma.
Debo decir que en México es oficial el 30 de abril como día del niño desde el año 1924, pero creo que los miles de niños que trabajan empacando la mercancía en los mercados de las ciudades de México, sin contrato, sin seguridades laborales, dependiendo solo de las propinas, poco tienen que celebrar; tampoco tienen nada para celebrar lo cientos de miles de niños –adolescentes que han emigrado a los campos de cultivo de los Estados Unidos.
A pesar de todo, feliz día del niño, sobre todo a ti querida prima Lita que no puedes leerme.
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