La relación entre padres e hijos es básica para entender la vida de cualquier persona, pero hay muchas más condicionantes, una de ellas son los juegos entre los niños.
Me divierte mucho ver a un grupo de adultos e imaginarme de pronto que todos tienen 4 años, o viceversa, ver a un grupo de niños pequeños jugando y visualizarlos como adultos, ¡es lo mismo!.
Entre los múltiples factores que intervienen para tener una vida feliz o no de adulto, está el hecho de si el niño ha sido partícipe o no de los juegos. Un niño excluido está marcado, un niño repelente intentará toda la vida –sin conseguirlo- que los demás niños jueguen con él, el niño “popular”, ese que todos quieren tener de amigo, será popular siempre, sus convocatorias tendrán éxito; en cambio el niño dramático tendrá un drama por vida.
La vida es la infancia y el resto un eco de ella, y por supuesto hay muchas excepciones a la regla.
Mientras tanto, sigamos jugando.
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