jueves, 15 de enero de 2009

Colombia te canto con la mano arriba


A mi amigo Germán de Bogotá, no le gusta la cumbia colombiana de mi paisano Celso Piña, por encima de eso, parece que le gusta nuestra amistad.

Hace años que Colombia es uno de los países que tienen un lugar especial en el inventario de mis afectos mas preciados. No soy original en ello pues en general los mexicanos tenemos en buena estima al pueblo colombiano.

Mi historia personal con Colombia se remonta a mis 16 años, justo cuando entré a la facultad de medicina (entré muy joven), mi profesor de anatomía era un excelente médico colombiano. Un hombre duro, exigente, que nos hacía tomar las clases a las 6 de la mañana, y que al cabo de los años cuando te lo topabas en los hospitales, ya siendo interno o residente, era un hombre amable que te introducía con sabiduría en el mundo de la clínica.

Los tres escritores colombianos que más me gustan viven y escriben en México: Gabriel García Márquez, Fernando Vallejo y Álvaro Mutis.

Hace pocos años, al renovar mi DNI de España, llevando los cascos puestos, con la música a tope, me dirigí a la ventanilla de información, pues había una cola enorme, parece ser que el policía me decía que me detuviera y yo no le escuchaba, la cola enorme que esperaba, empezó a reírse del policía, éste perdió la cabeza al sentirse objeto de burla y me amenazó con su pistola.

Un ataque de indignación me hacìa pensar que me marchaba, como escuchaba música colombiana en aquel momento, dije que me iba a vivir a Colombia. Además, un día antes había visto la película colombiana LA ESTRATEGIA DEL CARACOL, y en esa misma semana me regalaron el libro “Los días Azules” de Fernando Vallejo. ¿Acaso no hablaba el destino?.

Evidentemente no me fui, Barcelona sigue siendo mi feliz casa, y a ese policía me lo pude encontrar en México, Estados Unidos ... o Colombia.

Tenemos billete para ir a Colombia

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