miércoles, 26 de noviembre de 2008

Entre Brideshead y la Masía Olivé


Hola Quixot:

Casi le hago jurar a un buen amigo que no vaya a ver Retorno a Brideshead sin antes leerse la novela, que yo me la estaba leyendo por enésima vez desde que hace tantos años como tiene él me enganchase por primera vez… y tuve que llamarlo para confesarle que no puede resistir la tentación de ir a verla con mi amiga Mayra sin haber terminado mi lectura. La verdad es que me gustó, aunque añoré ese Jeremy Irons que hizo de Charles en la serie de Granada TV de los 80. Extrañé también el inglés aristócrata y la sutilidad y los infinitos matices de la novela, pero eso acostumbra a pasar cuando se pasa de la literatura al cine.

Aunque lo mejor fue escaparme al día siguiente a la Masía con mi abuela cual Sebastian y Charles a Brideshead. Disfrutamos del viaje, de una agradable comida al sol y de nuestra tierra. Sonrió cuando yo intentaba ahuyentar con bestiales silbidos a miles de estorninos que se posaron como una nube negra sobre nuestros árboles y aún más cuando por fin apareció un halconcito y se los llevó de volada. También pasamos revista a la finca y se sorprendía de ver todo lo que según dice sé del campo; aunque yo siempre sienta que no sé nada y que la profesión de campesino es la más sabia y difícil que conozco.

Luego nos reímos como locas leyendo la bendición del Papa Juan XXIII a nuestra familia, que según reza, tenemos indulgencia plenaria previo acto de constricción a la hora de nuestra muerte. “¿Y si no me acuerdo de lo que tengo que recitar?”, me decía entre carcajadas. “Con la intención basta abuela y la indulgencia plenaria ya la tienes…” Entonces me explicó como cuando su padre se estaba muriendo le propusieron llamar a un cura y él no quiso, cosa que hijas y esposa respetaron. Y yo me sentí bien a gusto de ser de una familia en la que hay libertad para morir como uno quiera y de poder reírse hasta ese día. Si no tuviese hijos, ya me podría morir con una sonrisa en cualquier momento.

De pequeña mi abuelo me decía con solemnidad "Esta tierra un día será tuya". Y aunque no tengo ningún papel que lo certifique, sin duda es mi tierra y el día que quieras te la presento.

Besos

Mónica

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