Te envío esta postal desde Londres, ciudad que conoces muy bien y a la cual no venía yo desde hace diez años, de aquel viaje no tengo ni una sola constancia fotográfica, así que como imaginarás no he podido evitar la típica foto al lado de las cabinas telefónicas en Trafalgar Square.
Te confieso que mientras caminaba tranquilamente por Hyde Park tenía la ambivalencia emocional de disfrutar de la luz que hacía poesía sobre los árboles, y tus varias noches sin poder dormir.
Tu no lo sabes pero me desoriento con facilidad incluso en lugares que conozco tan bien como Barcelona, hace diez años tuve una sensación caótica de perderme constantemente en Londres, en las calles, en el metro, etc, esta ocasión todo ha sido fácil, incluso el restaurante aquel que recomendaba la guía fue fácil encontrarlo y además fue toda una agradable sorpresa.
Seguramente pasearé por el Támesis, si encontramos entradas para el teatro que sean asequibles también iremos, como ya sabes que no me gustan los museos iré a la “Tate Britain” pero a tomar algo en su cafetería, aguardaré en todo momento con mi cámara por si aparece el fantasma de la princesa Diana, o por si a la momia Reina se le ocurre dar un paseo “sorpresa” por Covent Garden.
Pero estoy seguro que no me podré quitar de encima la ligera tristeza de nuestra despedida, yo dejaré Londres en el mismo momento que tu lo pisas, para mi habrá sido un viaje “cool” para ti significará incertidumbre dejarás de ser “sin papeles” en Barcelona para serlo en Londres.
Si la nostalgia te amenaza vívela delante de un cuadro de Van Gogh, de los que encuentras en la galería nacional, que por cierto es gratuita.
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