lunes, 21 de julio de 2008

Postal de Lisboa


Lisboa es sin duda una de las ciudades con mayor encanto de Europa, colorida, nostálgica, moderna, entrañable, toda una mezcla que no dejan indiferente a ninguno.


Confieso que nunca he leído nada de Pessoa, así que sentarme en el banco al lado de su estatua para hacerme una foto me hacía sentir tan ridículo como Vicente Fox hablando de Premios Nobel.


Cuando pises esta ciudad, entenderás lo que es la nostalgia colectiva, en muchos momentos he tenido la sensación de que los Lisboetas tienen plasmada en el rostro la nostalgia del imperio perdido, algo similar a la luz que se ondula al atardecer sobre las colinas de la ciudad, que es como un canto desgarrado y bello a la vez.

Sintra es un epítome de la nostalgia de Lisboa, con su castillo medieval y el palacio “Pena” antiguo habitáculo de los Reyes y es allí donde me puse a reflexionar que por más ciudades encantadoras que conozca en ninguna soportaría con mayor dignidad la tragedia de la soledad dominical que nos acompaña a los seres humanos, solo en Zacatecas o Barcelona, pero es mi apreciación personal y subjetiva.


En Barcelona en cualquier circunstancia fácil o difícil me siento en mi casa, es algo que no creo que llegaría a sentir en Praga, Buenos Aires, Chicago, La Habana o Lisboa, por mencionar solo algunas de las ciudades que me han cautivado.


Portugal la tierra de Amalia Rodrigues, de Vasco do Gama, de Jose Saramago... un Imperio que ya no lo es.

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