jueves, 20 de julio de 2017

GORE VIDAL SEXUALMENTE HABLANDO

Rilke dice –en una de las cartas a un joven poeta- que el sentimiento artístico está increíblemente próximo a lo sexual, a su dolor y placer. Podríamos decir que no solo el sentimiento artístico, también la actividad política, la búsqueda religiosa y existencial, etc. La regencia de lo sexual en la vida humana personal y relacional es innegable, pero maticemos un poco.

Las actividades sexuales -a lo largo de la historia- son consecuencia de decisiones políticas y religiosas. Toda actividad sexual, intelectual o recreativa que pueda disminuir la cantidad de carbón extraída, la cantidad de comida basura fabricada, la cantidad de ropa de “usar y tirar” (v.g. zara company), o el número de pirámides construidas, será proscrita por leyes que a su vez están basadas en revelaciones hechas por el dios de moda.

Es dolorosa esa tradición religiosa al servicio de un orden político donde el hombre es el eterno amo de la mujer y donde siempre habrá enemigos “diferentes” para perseguir, llámense estos negros, homosexuales, moros, sudacas, etc.

El nuevo testamento, aún siendo menos sexual que el antiguo, sigue siendo represor, a pesar de pequeñas bromas, por ejemplo aquella mediante la cual Jesús dice que las prostitutas tienen tantas posibilidades de ir al cielo como los empleados de hacienda. Pero no dijo nada Jesús acerca de los homosexuales (vaya neologismo por otro lado), los derechos de la mujer y los trabajadores, nada... a San Pablo lo dejamos aparcado porque cuando habla asistimos al discurso de una persona con todos los síntomas de migraña, no nos podemos fiar...

Digamos pues, que los gobernantes y los grupos de poder siempre han sido conscientes de la fuerza poderosa del sexo, y la han utilizado a su favor. Y si bien es cierto que la izquierda te controla la billetera más que la bragueta (de eso se encarga la derecha) ambos procurarán mantener un estado de “culpa”, porque unos ciudadanos “culposos” son fáciles de controlar.

¿Cuál es la realidad? Que el porcentaje de la población que está profundamente entusiasmada con tener relaciones con el sexo opuesto no es mucho mayor que el de la población dedicada exclusivamente a tener relaciones con los de su mismo sexo, cerca de un quince por ciento en cada caso, el setenta por ciento restante hace un poco de todo o nada.  Dejo para otro momento, las dolorosas estrategias usadas por los interesados en el sexo para conseguirlo. ¿Y que pasa con la energía sexual no utilizada por ese 70 por ciento y ese 30 porciento cuando no busca sexo? Se queda disipada en actividades tan estúpidas como el facebook, el candy crush y las “rebajas”.

FOTO: Portada de un libro que me gusta mucho

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