Pienso que de la misma manera que ningún argumento a favor de la existencia de Dios es del todo suficiente, tampoco lo son los argumentos en contra. Es un asunto que sigue siendo cuestión de fe por ambos lados.
Por otro lado, hay algo que podemos constatar y de lo cual no podemos tener duda, estamos vivos. Ciertamente también se puede discutir si la vida se reduce a una especialización de la materia o bien es una fuerza que actúa por cuenta propia e “informa” a la materia, para decirlo de manera poética, la vida se apropia de la materia y se fabrica una casa con ella.
Muchos científicos de la actualidad consideran caducado el vitalismo tal como lo plantearon Henri Bergson, Teilhard de Chardin, etc. les parece obsoleto creer que una fuerza diferente de la materia pueda animarla. Es un asunto que también se puede discutir. Lo que no se puede discutir es que esa “fuerza” ya sea de naturaleza totalmente química o física (material), o inmaterial, actúa en el ser humano, cuando te rompes un hueso, NO TIENES QUE HACER NADA, solo afrontar los extremos, esa “fuerza interna” hará el trabajo, de la misma manera no tienes que pensar en la digestión, la reparación celular, etc.
A mi me sigue pareciendo fascinante reflexionar en el hecho de que cada siete años SOMOS TOTALMENTE DIFERENTES EN EL SENTIDO MATERIAL, es decir, todas las moléculas que componen nuestro cuerpo se han remplazado, de tal manera que el ser que eras hace siete años MATERIALMENTE NO EXISTE, sin embargo hay un hilo conductor mediante el cual sigues teniendo la sensación de ser la misma persona.
Ese “principio vital” (con su respectiva fuerza vital, aunque hay muchos pensadores que ya no lo llaman de esa manera, y que sin embargo por motivos prácticos lo seguiré llamando así), actúa no solamente en lo material, también en lo psíquico; muchas veces, reflexionando sobre algunos pacientes y los episodios de su vida, me pregunto: ¿Como sobrevivió a todo aquello?, ¿Como pudo superar esas difíciles circunstancias?, sin duda había algo dentro de ellos que tendía al equilibrio y a la salud.
Amemos el pasado, porque hemos sobrevivido, dice Susan Sontag en su libro “Estilos Radicales”, tiene razón, pero hemos sobrevivido gracias a esa fuerza que nos anima, sea de la índole que sea. Por el momento me abstraigo de las discusiones acerca de si Dios ha creado el universo, si lo que anima la materia depende de la materia misma, etc. Hay una realidad que constato, QUE ESTOY VIVO, y que como decía Kieerkegaard, “La vida no es un problema para solucionar es una realidad para experimentar”
FOTO: El mar de Barcelona, donde es fácil amar la vida que tengo.
1 comentario:
Hay que estar contento de estar vivo, hay que estar contento de sobrevivir a las desgracias de pasado, contento de ser consciente de recibir información del exterior, de procesarla, de emitir respuestas a la misma, de estar vivo, en definitiva.
podi-.
Publicar un comentario