jueves, 30 de septiembre de 2010

COMPETITIVIDAD Y ALTRUISMO


En términos generales, la teoría de la evolución de Darwin, al menos en los descubrimientos adicionales de la genética moderna, nos ofrece una explicación coherente de la vida humana sobre la tierra.

Pero cuestionemos un poco la “supervivencia del mejor dotado”; según esta teoría, en las mutaciones aleatorias de los genes, se imponen las que garantizan mayores posibilidades de supervivencia. Para karl Popper sin embargo, la teoría de la evolución no es una teoría científica comprobable, sino una teoría metafísica altamente beneficiosa para las investigaciones subsiguientes.

Ante el énfasis Darwiniano en la competitividad de los individuos, Pedro Kropotkin añade la cooperación y el altruismo como factores evolutivos.

La abeja picará aunque esto le suponga la muerte con tal de proteger a la colmena; la cotorra árabe arriesga su seguridad para advertir al resto de la parvada de un ataque; las aves emigran en grupo antes que luchar entre ellas cuando hay escasez de alimentos; y entre los seres humanos, aunque hace menos ruido que la agresión, también vemos la compasión, la cooperación y el altruismo.

La biología moderna admite únicamente la competitividad como principio operativo fundamental y sólo la agresividad como tendencia fundamental de los seres vivos; pero la cooperación también es un principio operativo, y el altruismo y la compasión son también rasgos del desarrollo de los seres vivos.

El mundo se obsesiona con una física del siglo XVII (Newton), con un pensamiento racionalista causa-efecto (Descartes) y una genética por demás pragmática, materialista e inmediatista. Y el ser humano no cabe por entero en esas teorías.

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