lunes, 22 de diciembre de 2008
Quiron en Ciudad de México
Entrar al avión de Aeroméxico es como pisar un trocito del país. “Pásele señor, bienvenido” dice la azafata en un tono dulce y al tiempo divertido.
A mi lado se sienta un chico joven madrileño hijo de mexicanos, con un acento tan mexicano que cualquiera pensaría que es un estudiante de Odontología de la UNAM y no de la Autónoma de Madrid, un chico "Platicador" y espabilado.
A mitad del vuelo los altavoces piden un médico (solicitud a la que respondo nunca a la primera, solo a la segunda cuando compruebo que nadie se ha identificado como tal). Signos vitales bien, dextrocardia (el corazón en el lado derecho) pero que no tiene importancia clínica, glicemia bien y una férrea convicción de que morirá y no podrá ver a su novia que lo espera en ciudad de México y por la cual ha sido capaz de subirse a un avión por vez primera en su vida, unas bolitas medicamentosas debajo de la lengua y una charla serena sobre “la importancia de las novias en la vida” y pude regresar a mi asiento sintiéndome un poco “Quirón” aquel médico sabio y prudente quien sin embargo vivía con una herida incurable, era un curandero herido.
Ver películas dobladas en castellano mexicano me hace recordar unos cuantos giros lingüísticos que nuestra compartida lengua contiene dependiendo la región donde se hable.
Yo ya no se que español hablo y lo de Quirón en realidad era un guiño a un amigo.
FOTO: Angel de la independencia ciudad de México
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