La palabra sana, la narrativa da sentido, las historias ordenan
el caos. ¿Qué fuerza puede tener una frase para sanar? la suficiente si es el
corolario de un proceso interno, si alguien te dice algo tan simple como: “Tu
echa a andar la carreta que ya se irán acomodando los melones” y tú lo recibes
en un momento que faltaba un discreto empujón tendrá un gran impacto. Debemos
recuperar la fuerza de las palabras y la oportunidad de las frases, porque la
vida se ha convertido en una serie de fotografías y frases que se postean y
mueren en la hora siguiente. Ha muerto la narración, el personaje y la
historia. Para que nuestras palabras y nuestras frases (sobre todo en las
redes) no sean una simple caricatura del instante, es importante recuperar las
palabras que nos han ayudado a caminar, a ser mejores personas.
THICH NHAT HAHN se enteró que querían
hacerle un mausoleo para depositar sus cenizas cuando muriera, les dijo que no hacía falta,su cuerpo desaparecería pero él seguiría vivo y, cualquiera que le hubiera escuchado y le hubieran servidos sus palabras, de
alguna manera ya le llevaba dentro: No esperemos
a morir para continuar. “Yo estoy en tu forma
de caminar, en tu forma de respirar, estoy en tu forma de vivir”. Cualquier persona
que nos haya dado la palabra que necesitábamos en un momento crucial de nuestra
vida, de alguna manera ya está dentro de nosotros, ya vive en nosotros, lo
mismo ocurre con el diálogo de una película, con la línea de un libro, con una
obra de teatro.
Hemos escuchado con frecuencia que “somos
dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras”, yo lo matizaría
diciendo que podemos ser creativos con nuestras palabras, porque nuestras
palabras pueden herir, pero con benevolencia y compasión, pueden sanar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario