Cuando Alejandro Magno
emprendía una aventura militar, como su epopeya hacia Oriente en las montañas
de lo que hoy es Pakistán, llevaba en su séquito no solo a
militares, también llevaba a sabios, ingenieros, científicos y a su maestro de
retórica; juntos analizaban el problema en búsqueda de la mejor solución.
Podemos decir que además de un gran militar, Alejandro era un excelente estratega,
a veces olvidamos que dentro de nosotros también hay un estratega, y quizás
todos deberíamos poner en acción al ingeniero, al sabio, al científico, al
comunicador, al orador, que llevamos dentro cuando tenemos un asunto serio por
resolver.
En estos días del
coronavirus, tenemos la sensación de que la toma de decisiones depende casi por
exclusiva de epidemiólogos. Y no estamos seguros si China, la OMS, etc. han
sido serios, si han dicho la verdad, y, sobre todo, tengo la sensación de que
en la estrategia, a los gobernantes les ha faltado un poco del espíritu de
Alejandro Magno, les ha faltado escuchar no solamente a los médicos, sino también,
tenían que haber escuchado a antropólogos, filósofos, sociólogos, empresarios,
amas de casa, SINDICALISTAS, personas del ámbito universitario, etc. porque la
salud pública, no es sólo cuestión de médicos.
Estamos huérfanos de buenos
estrategas, de aquellos que, una vez que el sentido común ya no ha sido
suficiente, desafían la realidad con las paradojas, las metáforas, etc. porque
quizás las soluciones hay que buscarlas incluso en sitios que nos pueden
parecer irracionales. Para ello recordemos la historia de Nasrudín.
Nasrudín estaba buscando la
llave que había perdido, y la buscaba dando vueltas alrededor de una farola,
pasa un vecino e intenta ayudarle sin éxito, pasa otro y tampoco la encuentran,
llega uno más y después de un rato le preguntan: ¿Dónde perdiste la llave?,
"En la casa", contesta Nasrudín, ¿Y por qué la buscas aquí?,
"Porqué aquí hay luz".
Muchas veces, ante los
problemas, buscamos donde hay "luz" donde las cosas son evidentes,
pero podría ser que la solución está en otro sitio, o que hay soluciones
mejores.
A mí me fascina la terapia
breve estratégica porque está centrada en LA SOLUCIÓN, más que en el problema.
Por ejemplo, muchas personas tienen la premisa de que la solución debe ser del
"tamaño" del problema y no es así, porque podría ser que el problema
sea como una puerta y no necesita una puerta para abrirse, necesita la llave
correcta.
A veces la solución se
encuentra en el sentido común, es conocida la anécdota de aquel hombre que se
está ahogando en el río, la gente grita ¡Auxilio!, llega un policía, saca la
pistola y le dice: "Si no te sales te mato", y el hombre que se
estaba ahogando... se salió.
Hemos perdido el sentido
común para resolver las cosas y sobre todo, hemos perdido la genialidad de
proponernos innovaciones, estrategias disruptivas que nos ofrezcan un panorama
nuevo. Muchas personas viven años y años, con sus inercias porque siguen
"intentando" lo que es "racional" sin pensar que algo
"diferente", "paradójico", "metafórico" pudiera
haberles dado la clave para conseguir el cambio, TODO CAMBIA Y NADA PERMANECE,
estamos constantemente cambiando, así que mejor sería que ¡nos uniéramos al
cambio de manera proactiva!, sabiendo que, para escalar el himalaya se
requerirán millones de pasos, por tal motivo, debemos poner en el corazón el
último paso y en la voluntad el primero, debemos hacer cambios constantes por pequeños
que fueran, pero que sean sostenibles, que tengan sentido.
Alejandro pudo conquistar
una ciudad fortificada en medio de dos cañadas porque "pensó" en cuál
era la solución, imaginó cual era el "final" y lo fue construyendo a
la inversa. En este caso lo que pensó, sabiendo que tenía un ejército pequeño en
comparación con el que estaba dentro de la fortificación que, debería
"caerles" del cielo, esa era la solución, sabiendo la solución, ideó
la estrategia: ESCALAR LAS MURALLAS para atacar "desde arriba" algo
que nunca se había visto y que asustó a los que estaban dentro y se rindieron. Así,
es, Alejandro fue el inventor de la “escalada en cordada”, fue construyendo su
estrategia a la inversa: atacar "desde el cielo", desde arriba, era
el punto final, ¿Cuál era el penúltimo?, ¿Cual el antepenúltimo? los fue ideando uno por uno,
hasta llegar a comprender cual era el primer paso: usar las estacas de las tiendas
de campaña para subir los muros. Esto puede ser aplicado por ejemplo por
alguien que ha postergado la elaboración de su tesis, para conseguirlo tiene
que pensar cual sería el punto final: quizás leer la tesis y ser solvente al
hacerlo, antes de eso la edición, antes de eso corrección de estilo, etc.,
etc., hasta llegar al primer paso que sería ESCRIBIR LA PRIMERA LÍNEA, es
decir, es más eficaz ser expertos en soluciones y no en problemas, porque lo
importante es SOLUCIONAR incluso cuando la solución es paradójica como lo que
explicaré a continuación con una gran Zacatecana: Aurora Navia Millán.
Aurora Navia (aurorita para el pueblo), fue una mujer política de
Zacatecas, muy valorada por su desempeño como profesora, pero sobre todo como
luchadora pionera para conseguir el voto de las mujeres en México, ella llegó a
ser la primera senadora mexicana. Hoy que estoy escribiendo sobre estrategias
vamos a obviar su admirable trayectoria profesional y política, para centrarnos
en una de las miles de anécdotas que la han convertido en parte fundamental de
la mitología popular. Cuentan que siendo diputada, le encargaron solicitar una
escuela para alguna comunidad rural, al volver de la ciudad de México, con la
solemnidad que la caracterizaba les respondió: “Compañeros, se solucionó, QUE
NO”. (en lenguaje mexicano: COMPAÑEROS, SE ARREGLÓ QUE SIEMPRE NO).
He escuchado a terapeutas arriesgados (y muy
seguros de lo que hacen) provocar a un paciente diciéndole: "Creo que tú
no tienes remedio", lo vi con Bert Hellinger, generalmente a la persona
que se lo decía, le surgía un enfado enorme, que muchas veces les hacía alejarse
de Bert Hellinger, pero al mismo tiempo, les creció una fuerza interna que les
permitió la transformación, lo mismo que les pasó a los habitantes de aquella
comunidad rural, pusieron en marcha otros recursos ante la negativa del estado
para construirles su escuela.
Debemos centrarnos en la solución, aunque a veces
la solución no coincida con lo que anhelábamos, he visto en mi experiencia de médico,
a muchas personas que no quieren solucionar sus problemas, prefieren
permanecer en el sufrimiento que bien conocen. Solucionar, no siempre es
obtener lo que deseábamos, a veces la vida, las circunstancias te dicen que no
es posible aquello que esperabas y lo debes dejar. La solución a veces tampoco
tiene épica, muchas veces dolores intensos, simplemente se marchan… sin más.
Debemos buscar el cambio, debemos intentar ser
buenos estrategas, pero, sobre todo, debemos buscar la solución, porque cuando
solucionamos, el alma descansa, incluso si el resultado es UN NO.
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