Séneca decía que la soledad no es
estar solo sino estar vacío. A mí me gusta jugar con las palabras: Sol edad, la
edad del sol, estar bien contigo mismo, diferente de la De Solación, que es
querer estar con alguien y no poder.
La soledad es un espacio necesario
para ejercer la autonomía, para tener experiencias en las que no participan de
manera directa otras personas, debemos saber transformar la soledad en un
estado de creatividad, con posibilidad de pensamiento, de duda, de meditación,
de reflexión.
A veces la soledad es un arma
política, nos han enseñado a tener miedo a la libertad, porque en el fondo, una
persona libre es una persona que se ha empoderado de su soledad.
En el fondo, la soledad es
ontológica, al nacer, nacemos solos y dependientes, nos hacemos adultos
haciendo un pacto honrado con la soledad e interactuando con los otros como un
acto de intimidad y no de dependencia.
Hannah Arendt nos dice que hay otro
tipo de soledad, aquella que resulta de no tener un hogar, una vivienda, porque
el desarraigo, es, humanamente hablando, la enfermedad de nuestro tiempo.
La soledad de los más pobres, es la
soledad mayor.
FOTO: Hannah Arendt
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