lunes, 18 de julio de 2016

LOST, JAMES JOYCE Y EL OSO POLAR

Tengo la convicción de que cuando los seres humanos nos planteamos los asuntos triviales y vitales como un debate, tenemos más opciones y nos enriquecemos más que si nos lo planteamos como un dilema: Los debates te dan opciones, los dilemas te dejan sin salida. Esto aplicado a la cultura me hace pensar que la dicotomía: lectura contra la televisión es innecesaria, pienso que dificilmente en la actualidad un hombre culto se pueda jactar de no ver la televisión, aunque es verdad que mucha gente que solo ve televisión difícilmente se acerca a un libro.

Suelo preguntar con frecuencia a mis amigos si han leído “El Quijote”, muchos responden que no, y les felicito, porque hay una prueba fehaciente de que la vida todavía tiene cosas para sorprenderles, siempre explico a mis amigos la anécdota de aquel chico que vino a Barcelona a suicidarse, pero antes quería leer el Quijote... le sucedió lo mismo que le sucedió al Quijote en Barcelona: recuperó la razón.

Hay cientos de libros y miles de experiencias que esta vida tiene preparadas para muchos de nosotros y quizás no estemos dispuestos a perdérnoslas, por poner un ejemplo: ULISES ese libro considerado como la mejor novela del siglo XX, La pluma de James Joyce hizo mundialmente famoso al personaje “Leopoldo Bloom” cuando lo sacó a caminar por las calles de Dublín el 16 de junio de 1904. Un libro difícil de clasificar pues lo mismo contiene la veta de la literatura griega y la judía; la asociación libre del psicoanálisis, el vitalismo filosófico del que mucho había bebido Joyce. “Un libro que se procede a la destrucción del mundo” según palabras de Jung. Ulises cumple casi 100 años y una vigencia que puede sorprender a cualquiera.

Soy un hombre que desde la adolescencia me decanté por la literatura, en detrimento de la televisión, prácticamente no he visto televisión en mi vida, lo cual no me convierte en mejor persona que los que si han visto, simplemente no he visto y punto. O no había visto, porque hace unos años me dejaron la serie LOST y estuve totalmente cautivado por sus personajes en detrimento de la literatura, pues durante cuatro semanas que solo leía cuestiones profesionales o académicas.

No pienso hacer ningún “spoiler” a los que no han visto aún la serie, pero durante más de 20 años soñé que un avión se estrellaba y yo sobrevivía... yo no sabía que así era el inicio de LOST. Fue muy impactante para mi, amén de que los personajes están muy bien cuidados, hay ratos en los que pareciera que fuese el mismísimo Vasili Grossman el que nos estuviera narrando las relaciones entre los personajes, tiene una estética magnífica, los misterios están muy bien logrados, los personajes son muy humanos, pueden traicionarse, solidarizarse, unirse, perder la esperanza, etc, las múltiples referencias a la literatura, algunos títulos de los capítulos con nombres bíblicos o en latín, el sacerdote que se llama Sr. Eko, como una metáfora del hombre que busca a Dios y quizás solo encuentra un “Eco” de sus anhelos y que encima va arreglando sus asuntos terrenales con un garrote en la mano... los guionistas se han dado tiempo para abordar temas candentes como la eutanasia, la adopción, la paternidad, la pareja, la ética del transplante... muchos temas de los cuales salen o bien con una respuesta convincente o bien con una solución salomónica. Tengo mis críticas por supuesto, se golpean por la nada, se lesionan a cada momento y siguen como si nada, pero me imagino que hay gente que necesita un poco de “acción” para dejarse seducir.

¿Y el oso polar de LOST?, es un asunto sencillo para mi, los osos polares NO SON BLANCOS, son negros, con un pelaje transparente que los hacen blancos para nuestros ojos, la realidad sigue siendo invisible para nustros ojos. Lost se desarrolla en realidades paralelas de manera constante, eso quiero pensar respecto del oso incomprensible para todos.

Cuatro semanas que mis manos no cogieron un libro de esos que se leen solo por placer no para aprender, de esos que te permiten disfrutar con el lenguaje mismo, que te explican una historia, que ordenan el caos... ha pasado el tiempo y he aprendido a dosificar televisión y literatura.

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