viernes, 15 de julio de 2016

MIENTRAS AGONIZO

En Mientras Agonizo, William Faulkner relata la odisea de la familia Bundren. A través de diálogos interiores nos introduce en las mentes de esta familia, que construye un ataúd para llevar el cuerpo de su moribunda madre (Addie) desde su casa en las montañas hasta las tierras bajas donde estuvo su cuna. Darl lo relata todo con la claridad de una mente despierta. Cash construye en silencio el ataúd a golpes de azuela con la mirada de conformidad de su madre a través de la ventana. Dewey soporta en sus entrañas los frutos del pecado. Vernom confunde en sus tormentas imaginarias (los cero y el síndrome de Down) los árboles con pájaros calurosos… y el marido sólo piensa en encontrar a otra mujer y renovar su dentadura. Así transcurre la agonía de Addie… orgullosa de reunir a su familia en un viaje tétrico a los confines de los muertos con la contundencia de un martillo sobre una madera de pino.

Este es solo un extracto del largo discurso que alguien tuvo que escuchar después de su comentario “¡cuanto libro!”, me gustó mucho su interés por revisar todos los títulos que había en las estanterías, me preguntaba por autores, me pedía recomendaciones, suplicaba que le enseñara todos los rincones donde guardaba libros, y se interesó especialmente por “Mientras agonizo” porque estaba en la mesita de noche, porque es pequeñito...

Agonizar es reconocer la crueldad del tiempo, la sinceridad de la muerte, la terrible invariabilidad del infinito.

FOTO: Mi casa de niño. Faulkner hubiera escrito algo al respecto seguro

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