En México hay una amplia variedad de pan dulce, sobre todo gracias a la herencia Española, aunque también hay una fuerte influencia Francesa, incluso la primera intervención francesa se le llama la “Guerra de los pasteles” (1838), pues en la revuelta una panadería reclamaba los pasteles perdidos en el motín.
México tiene el orgullo de tener más tipos de pan que cualquier país en el mundo, y nuestro ingenio se ha manifestado en los nombres que les hemos puesto, nombres divertidos, estrambóticos, curiosos y hasta obscenos: calzones, revolcadas,ladrillos, regañadas, chorreadas, hojaldras, ojos de pancha, chilindrinas, pan de muerto, conchas, cochinitos, pastelitos enamorados, morenas, polvorones, puercas, pulgas, trompadas, mantecadas, panqués, bísquetes, ojos de buey, cuernos, hebillas, leños, engranes, tostados, chinas, semitas, calvos, cacahuates, puchas, rascabuches, conos, ollitas de atole, niño envuelto, rollos, perros, bolillos, pan de agua, pan dorado para capirotada, picones, roscas de reyes, empanochadas, cuajos, caracoles, y muchos más.
Los nombres del pan mexicano, dan pie a la picardía, pues hay semitas que no son árabes ni hebreas, orejas que no oyen y aviones que no vuelan. Ladrillos que no edifican nada, ojos de pancha que no sabemos a donde miran, regañadas que siguen siendo dulces, puercas que se juntan con cochinitos, pan de muerto que nos comemos los vivos, cuernos que no molestan, etc.
Como dice Juan Recaredo: Imagínese que una muchacha, muy decente y recatada llega a la panadería y pide entre otras piezas de pan, unos calzones. Eso ya en sí puede resultar muy vergonzoso, pero si a la chica se le ocurriera arrepentirse y quisiera pedir que le cambiaran esa pieza por otra de esas llamadas revolcadas ¿Qué hacer ante su solicitud? Tendría que decirle al panadero: Mejor quíteme los calzones y deme una revolcada.
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