viernes, 26 de noviembre de 2010

UN LIBRO, UNA FLOR


Me gusta que las mujeres se pongan flores en el pelo.

Ella tenía una flor en el pelo, “¿cómo un signo de rebeldía?”, dije yo, “más bien para manifestar que todavía tenemos esperanza”, contestó ella.

Sonreía con una dulzura a tono con su piel perfecta, sin embargo, su mirada profunda y atenta te aclaraba que no había ni pizca de ingenuidad. Yo explicaba mi pasión por la lectura, ella me iba informando –sin ninguna pretensión- que también ha leído lo suyo, que la literatura es vida, pero que más lo es el contacto con la gente real, y ella lo ha tenido, por ejemplo compartiendo al lado de campesinos pobres y genuinos en México, en Veracruz.

Mirándola de perfil y una vez que ya sabía que era de esas personas a las que no podré mirar la orilla de su pensamiento, que me será difícil encasillarla, también supe que una mirada de ella a un enamorado le resolvería el asunto de “que hacer” en los años posteriores.

En una mesa de varios comensales que no se conocen entre ellos, siempre surgen las preguntas típicas: ¿qué haces?, ¿de donde eres?... y poco a poco se va haciendo el examen para ir clasificando a las personas en el rango de “vidas absurdas” hasta el otro extremo: “persona muy interesante”, yo simplemente quise dejar muy claro que soy un hombre súper especializado en dos cosas concretas, que va en una moto negra y que puede decir pocas cosas a favor de sí mismo, excepto que “me encanta leer”.

Nos dijimos muchas cosas, nos tomamos fotos, aplaudimos juntos que la cocina mexicana sea patrimonio de la humanidad, ella no dejó de sonreír en todo momento, yo no dejé de hacer mis gestos y tics típicos.

Le dije que algunas veces a mis pacientes les recomiendo un libro que vaya a tono con su momento vital, un libro donde vean reflejado algún aspecto de su vida, me dijo “obsérvame” y al final de la cena recomiéndame uno.

No la conozco aún lo suficiente, sería atrevido de mi parte recomendarle un libro que estuviera en sintonía con su momento vital, pero si le puedo recomendar un libro escrito por una emigrante inteligente, guapa y auténtica como ella: COSMÉTICA DEL ENEMIGO de Amèlie Nothomb.

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