miércoles, 27 de octubre de 2010

LA CITA QUE NUNCA HUBO


Había un correo electrónico del señor Eduardo Pérez (llamémoslo así), solicitando hora para el señor José Pérez (llamémoslo así).

El señor José Pérez está pasando momentos muy difíciles de salud, se encuentra en muy buenas manos médicas –dice el correo electrónico- pero confía que nosotros podamos hacer un extra que le permita una vida más digna. El día de la entrevista nos explicará con detalle de que se trata y confía que le ayudaremos pues se ha enterado por conversaciones que un vecino es paciente nuestro.

El correo electrónico especifica que la cita sea para el 14 de febrero de 2007, a las 5 de la tarde, nos deja su teléfono y su dirección para cualquier contacto.

Un día antes, la secretaria le llamó para confirmar la visita médica; contesta la señora Esperanza de Pérez (llamémosla así), sumamente consternada pues el sábado pasado enterraron a su suegro el señor José Pérez.

- ¿Quién les envió el correo electrónico? – pregunta-.

- El señor Eduardo Pérez –la secretaria-

- ¡Pero si mi hijo Eduardo solo tiene 10 años!

El señor Eduardo Pérez tendrá que buscar en que gastar sus euritos que había ahorrado para pagarle una visita médica a su abuelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los niños también intentan buscar soluciones. Sólo necesitan que no interfiramos en ellos.

podi pérez, digamos-.