Que me diga que siente.
Que me explique que necesita.
Sólo así podrá pedir cosas concretas y posibles. Es un breve resumen de como aplico la Comunicación no violenta de Rosenberg en adolescentes y niños.
Se que parece difícil pero con la actitud terapéutica correcta, con un buen entrenamiento se consigue y es mucho más fácil en un niño que en un adulto. Esto por supuesto también es aplicable a un adulto, a cualquier persona a quien le está pasando algo difícil, más que preguntarle ¿Qué te pasa? debemos ayudarle a que DESCRIBA lo que siente y donde lo siente, en que parte de su cuerpo. Los niños muy pequeños cando se hacen daño, no saben decirte donde les duele, porque les duele TODO SU SER. Cuando le ayudas a un adulto a que identifique corporalmente lo que siente, esa atención le permite dejar el sufrimiento y centrarse simplemente en el dolor. El dolor es lo que ocurre independientemente de que te guste o no, el sufrimiento es tu resistencia, tu fricción con aquello que está ocurriendo. Cuando una persona puede describir lo que siente, entonces el paso siguiente es relativamente fácil: poder expresar lo que necesita. Decía Rosenberg que la violencia proviene de una necesidad no manifestada.
Este arte terapéutico, también se puede aplicar a eventos
dolorosos del pasado, solemos recordar muy poco del hecho real que nos ha llevado a tener una actitud de sufrimiento e incluso un síntoma, y cuando sabemos algo, solemos tener un discurso sólido que no siempre es beneficioso a nivel terapéutico. Esos pasajes de nuestra vida se pueden revisar con estas interrogantes: ¿Qué sentía yo en ese momento?, ¿Qué necesitaba?, ¿Qué hubiera pedido?.
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