martes, 18 de junio de 2019

MINIMALISTAS


El trabajo ocasiona estrés, sobre todo cuando no hay. Lo leí en la iglesia del Pí de Barcelona hace muchos años.
Charles Bukowski decía, sin embargo, que cualquiera puede tener un trabajo, pero vivir sin trabajar es cosa de sabios. Parodiando su frase, podríamos decir cualquiera con un poco de suerte y esfuerzo puede conseguir posesiones y tener cosas; sin embargo, “vivir bien” sin tantas posesiones es un arte.
Si tu tienes una hectárea, te posee una hectárea; si posees cien hectáreas, te poseen cien hectáreas; si tienes mil dólares, mil dólares son dueños de ti; si tienes un millón de dólares, te posee un millón de dólares. Los lunes por la mañana muchos quisiéramos que nos poseyera un millón de dólares para no ir a trabajar.
El tema de las posesiones vale también para las relaciones: la amistad o la pareja no son una posesión, son una maravillosa oportunidad de compartir este fascinante viaje.
¿Por qué queremos poseer?, porque experimentamos la escasez; escasez de dinero, de tiempo, de sueño, de amistades, de amor, de experiencias, etc. y es natural que tengamos ganas de “TENER” capacidad de consumo, experiencias interesantes, tiempo libre, amistades entrañables, una economía solvente, etc.  Lo paradójico es que cuando nos planteamos una mejoría de nuestra vida desde la escasez, el resultado es la escasez; decisiones tomadas desde la precariedad, sólo nos dan resultados precarios. Por ejemplo, si tu quieres una casa más grande “Porque ya no cabes”, quieres dormir mejor “porque no puedes más”, quieres tiempo libre “porque vas al límite”, etc. muy seguramente lo que ocurrirá es que no lo conseguirás, y si lo consigues aumentarán tus necesidades. Las personas que son prósperas y libres, (hay muchas personas con gran capacidad de consumo y con muchas posesiones que no son libres), se plantean su prosperidad porque se lo merecen, porque quieren embellecer su vida, porque saben que pueden ser amadas, porque han comprendido que el arte de vivir bien, no siempre está relacionado con la capacidad de consumo. Cuando le decimos a alguien: ¡Qué bien vives! En el fondo le estamos diciendo que tiene gran capacidad de consumo, y quizás “vivir bien” tiene más que ver con tener la suerte, y la posibilidad de disfrutar la belleza, la amabilidad, la libertad, etc.
Un comentario aparte merece la visualización como herramienta para embellecer nuestra vida y nuestra realidad, no creo en esa generalización que hemos escuchado tanto y que consiste en “decretarle al universo, que te de aquello que quieres”, porque sigue siendo un pensamiento mágico infantil, sin embargo, la visualización es diferente, porque muchos de los límites que tenemos son autoimpuestos, y “visualizando” escenarios donde tenemos una vida mejor, le damos la posibilidad a nuestro cerebro de buscar posibilidades que no hemos sido capaces de ver. Puede ser que la visualización no nos consiga exactamente lo que queremos, pero si es una vía regia para que nuestro cerebro, que siempre está buscando soluciones encuentre lo que si necesitamos.
Merecen una palabra los seres humanos más desposeídos y vulnerables para este plano de la existencia, nuestra acción solidaria y efectiva con ellos, es la mejor oportunidad de “vivir bien”, ellos al no poseer nada, son libres; pero no lo han elegido.

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