Nuestra
vida no está completa sin las historias de los que nos han precedido, esta
premisa no siempre es bien recibida, a algunas personas les cuesta creer que
las historias de nuestros antepasados siguen modulando la vida que tenemos, en
general, a las personas de origen humilde, les gusta comprender que si han triunfado,
de alguna manera pueden mirar atrás y decir: “Yo soy vuestro éxito, y todos mis
logros son para honraros”. Para los que piensan que lo transgeneracional, es un
“espiritualismo” trasnochado, me gusta recordarles que enn las televisiones
analógicas, cuando había interferencias, aparecía una especie de “nieve”, que
también aparecía en la pantalla cuando se sintonizaba algún canal vacío,
aquella nieve, muchas veces era radiación de microondas, era la luz de la
radiación cósmica de fondo, que es ni más ni menos que la luz que llena todo el
espacio y que fue liberada solamente trescientos ochenta mil años después del Big
Bang, nuestra viejas teles nos ofrecían el espectáculo del Big Bang, pero luego
nos cuesta crees que nuestro cuerpo es un receptor no solo de la información
cósmica, sino también de la información familiar. Es fascinante pensar que,
remontándonos ocho generaciones por detrás, y sólo tomando en cuenta, padres, abuelos,
bisabuelos, etc. sin contar a colaterales, como tíos, primos, etc. Para que tu
puedas estar leyendo esto, hay 510 personas detrás ti, cientos de historias que
de alguna manera también están en ti, podrías encontrar una fuerza diferente si
les dijeras: “Soy uno de vosotros, y estoy disponible para que en mi tengáis
éxito.
También hay gente que se ríe de que nuestros antepasados le
rendían culto al sol, esos que se ríen, saben muy poco de la fotosíntesis.
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