martes, 10 de octubre de 2017

PIGMALION TINDER



Pigmalión ha reencarnado en el cuerpo de una mujer urbana dispuesta a esculpir con sus fantasías la estatua del Galateo perfecto, está convencida de que anhelándolo, encontrará al hombre perfecto que la amará desde "el contigo pan y cebolla" hasta el fin de los días, lo esculpe con sus fantasías y con sus dedos, el cincel moderno es su pulgar dando golpecitos en el teléfono móvil, se lo pide a Tinder, esa Afrodita de nuestros días, y nuestra Pigmaliona no sabe -porque no es tan culta- que Afrodita viene de APHROS espuma y que es por ello que ya ha desechado muchos modelos.
Pero hace dos semanas fue diferente, ha encontrado "la pasión" y ha vivido una semana intensa con un "enganche brutal" -según sus propias palabras que considera originales, y no sabe que es la misma y simple narrativa de muchos apasionados-, no sabemos si creerle porque sus batallas amorosas y sus encuentros furtivos siempre son narrados como "lo mejor que me ha pasado en la vida", es difícil unirnos a su voz interior que le dice que este hombre la ama, aunque de momento hace cuatro días que no responde a sus mensajes ni la llama. “Es cuestión de paciencia” piensa, mientras magnifica los atributos del objeto de su amor. Está enamorada, y todos sabemos que el enamoramiento es un malentendido que dura lo que tarda en aclararse. ¡Pobre Pigmaliona!, No está enamorada de la persona, está enamorada de la imagen que se ha formado de la persona, imagen que crece cada día, que se abona con la soledad, que la aleja más del hombre real a quien piensa que ama, imagen que profundiza su pena.

FOTO: Jean Léon Gérôme, Pygmalion and Galatea

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