lunes, 14 de marzo de 2016

EVOLUCIONAR POR PLACER

Resulta paradójico que vivimos en una sociedad "aparentemente" hedonista, que nos estimula constantemente, y sin embargo vivimos placeres que no nos llenan del todo, a veces nos tienen atrapados y hasta pueden apartarnos del propósito de nuestra vida: El alcoholismo por ejemplo. El hedonista por antonomasia es Epicuro quien buscaba una vida feliz mediante los placeres, pero no solamente buscaba el placer corporal, también el placer mental para llegar a la "ataraxia" o serenidad. La finalidad de la filosofía de Epicuro no era teórica, sino más bien práctica, buscaba sobre todo procurar el sosiego necesario para una vida feliz y placentera en la que los temores al destino, los dioses o la muerte quedaran definitivamente eliminados. Es por ello que digo que el límite de un placer es un placer superior, y que si estamos atrapados en algo es porque no hemos visto la posibilidad de un placer superior.
Por otro lado la vejez, la enfermedad, la pobreza, etc. limitan la cantidad de placeres, sin embargo los placeres vividos desde la precariedad se viven con mayor intensidad: "En Buenos aires los zapatos son modernos, pero no lucen como en la plaza de un pueblo" cantaba Leon Gieco, y seguramente una cerveza una vez a la semana sabe mejor que seis cervezas diarias, aplicado a cualquier placer. Lo mismo que el placer de moverte cuando has pasado mucho tiempo en cama por enfermedad.
El placer es una buena y legítima vía para evolucionar, nos suelen decir que solamente con las crisis evolucionamos, yo creo que aprendes más de la felicidad que de la desgracia, pero si estás dormido durante la felicidad, vendrá el dolor a despertarte.
Evolucionamos por placer, pero no huimos de las dificultades.

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